El pasado miércoles, Australia venció 1-0 a Dinamarca y selló su pasaje a los octavos de final del Mundial de Catar, eliminando de esa manera a la selección europea, que se transformó en una de las grandes decepciones.

En la segunda parte sucedió un hecho muy curioso: a los 69 minutos, cuando los australianos ya estaban arriba en el marcador y defendían el resultado, los daneses realizaron dos cambios.

Kasper Hjulmand, entrenador de Dinamarca, mandó a la cancha a Robert Skov y Andreas Cornelius. Uno de ellos entró con un papel en la mano con instrucciones que leyó Christian Eriksen y entregó a Pierre-Emile Hojbjerg. Sin embargo, el volante, luego de leerlo, lo tiró.

En ese momento, el delanteor australiano Mitchell Duke se dio cuenta y agarró el papel. De inmediato, y ante la mirada del defensa Joakim Andersen, corrió hacia el banco y se lo entregó al director técnico Graham Arnold.

El cuerpo técnico leyó lo que había escrito y ajustaron el armado del equipo minutos más tarde. De esa manera, Australia se defendió con todo y mantuvo el resultado que lo colocó en la siguiente ronda.