Japón le ganó a Alemania 2-1 en el arranque del grupo E de la Copa del Mundo y en las calles hubo fiesta. Si bien no se trata de uno de los países con mayor cultura futbolera, la magnitud del logro contagió incluso a aquellos que lo miran de reojo.
El bichito futbolero picó en tierras niponas hace dos décadas, con el Mundial de 2002, cuatro años después de que los samuráis azules compitieran por primera vez en el certamen más importante de selecciones.
Una imagen que está dando la vuelta al mundo desde este miércoles es la de los festejos en el cruce de Shibuya, un punto icónico de Tokio que es famoso porque se lo considera como la esquina más transitada del planeta.
La algarabía del pueblo japonés quedó de manifiesto, aunque sin dejar de lado el estricto orden que los caracteriza. La celebración en la calle se realizó mientras el semáforo rojo impedía el pasaje de los vehículos y dentro de una zona delimitada.
La evolución de la pasión japonesa por el fútbol también quedó evidenciada en los cánticos a puro ritmo sudamericano en las tribunas del Estadio Jalifa, donde incluso se negaron a realizar la ola propuesta por los fanáticos alemanes.
Claro que, al igual que los que festejaron en Tokio, los que fueron testigos de esa enorme victoria del combinado azul sobre Alemania también hicieron honor al dicho de “relajo pero con orden”. Los orientales celebraron a lo grande y luego recogieron la basura que habían generado durante el encuentro.