La Premier League inglesa lanzó por séptimo año la campaña Rainbow Laces, que apunta a visibilizar el apoyo a la comunidad LGBTQ+. Como símbolo del mensaje, el pasado fin de semana los 20 capitanes de los equipos tenían que portar un brazalete con los colores del arcoíris. No obstante, hubo dos que no estuvieron del todo de acuerdo.

Sam Morsy, del Ipswich Town, nació en Inglaterra y juega en la selección de Egipto, el país de su padre. El mediocampista de 33 años es musulmán practicante y fue el único que se negó a portar la cinta de la diversidad. Su club emitió un comunicado manifestando que “respeta la decisión”, pero aclaró que es un “club totalmente inclusivo” que “apoya la campaña”.

Otro jugador que no pasó inadvertido por su postura, diferente a las de los otros 18 capitanes, fue Marc Guéhi, del Crystal Palace. El defensor de 24 años nació en Costa de Marfil, se nacionalizó británico y actualmente es parte de la selección inglesa; se define como “profundamente cristiano” y lo hizo saber.

Guéhi escribió “I love Jesus” en su brazalete, por lo que la Football Association (FA) inglesa podría sancionarlo. Medios locales recuerdan que el reglamento “prohíbe lemas, declaraciones o imágenes políticas, religiosas o personales”, por lo que el mismo tribunal que sancionó a Edinson Cavani por un “gracias negrito” o recientemente a Rodrigo Bentancur por un comentario jocoso sobre el parecido de los surcoreanos debería actuar.