Juan Ignacio Ramírez lleva tres presencias, dos titularidades y dos goles con la camiseta de Newell’s Old Boys. Las dos veces que empezó jugando, anotó en los segundos tiempos para sellar el resultado: 2-0 ante Lanús a domicilio y 1-0 frente a Belgrano como local.
“Es un comienzo muy bueno por las victorias y porque me está tocando convertir, que es importante para un delantero. La gente me trata con mucho cariño. En base a los resultados y a los goles, el equipo se ha ganado el crédito de que la gente se ilusione. Tenemos que seguir por este camino porque esto es muy parejo y todos los días hay pruebas para dar”, comentó el goleador mercedario al programa Esto es fútbol, de radio Carve Deportiva.
Su segundo gol, el primero que hizo en el estadio Marcelo Bielsa, tuvo como artífice a Éver Banega, que terminó siendo la figura de la cancha. “Todos sabemos de la calidad de Éver, que tuvo mucha incidencia en el gol. Primero le dio claridad a la jugada abriendo la pelota con Armando [Méndez], y después me vio el movimiento y me puso la pelota en la cabeza. Solo me quedó empujarla”, contó.
“Un poco en broma con los delanteros decimos que lo único que tenemos que hacer es ubicarnos bien, porque sabemos que, con su clase, la pelota nos va a caer ahí. Hay que aprovecharlo”, agregó sobre el dueño de la casaca 10 rojinegra, y valoró haberse adaptado bien a Rosario por el “buen trato” que recibió desde el primer día de parte de los compañeros y el club, que le solucionó rápidamente algunos problemas logísticos como la vivienda.
“Yo quería ponerme rápidamente a disposición porque ellos empezaron la pretemporada el 18 de diciembre, y yo con Nacional el 5 de enero. Hicieron un esfuerzo grande entre las fiestas y sabían que Mauricio [Larriera] necesitaba muchos entrenamientos para plasmar su idea. Los muchachos confían en su idea”, añadió sobre sus compañeros, a los que se sumó muy sobre la fecha de inicio, al igual que Banega.
“Después viajé a Rosario, estuve algunos días sin entrenar por el viaje y alguna complicación que tuvo la transferencia. Entrené dos días para el debut, y el siguiente partido ya me agarró con tres días más de entrenamiento. Tampoco hemos tenido muchos entrenamientos porque jugamos cada tres o cuatro días y hay que recuperar y volver a jugar”, explicó.
Respecto a la adaptación al fútbol argentino, dijo que si bien le gusta “respetar el fútbol de cada país”, consideró que “el cambio no es tan grande como en otras ligas”, más allá de que “tiene una intensidad especial y unas canchas muy buenas, que hacen que la intensidad sea alta”. “Tenemos jugadores con calidad y clase, como Éver, que hacen que todo sea más fácil”, destacó.
“Desde el primer momento los compañeros me dieron la importancia que tengo en Newell’s, y traté de volcarlo hacia mí y de devolverles esa confianza en la cancha. Espero seguir por este camino. Creemos en el trabajo que estamos haciendo”, añadió el Colo, cuyo próximo partido será el viernes a las 19 horas frente a Unión de Santa Fe.