Luego de los Juegos Paralímpicos de Tokio de 2021, el judoca Henry Borges había resuelto dar un paso al costado en su carrera profesional, una decisión pensada tras completar cuatro presencias en la máxima cita del deporte y con un historial deportivo brillante.
Pero los meses pasaron, la llama competitiva se volvió a encender, y el nacido en Artigas —que compite en la categoría J1 (ciegos totales) en menos de 60 kilogramos— decidió ir por su “último baile”, poniéndose como objetivo clasificar a París 2024, algo que concretó de forma anticipada.
“En unos días voy a cumplir 41 años y mantenerse vigente en el alto rendimiento es increíble”, comenzó diciendo entrevistado por Fútboluy, para luego explicar: “Tener la oportunidad de clasificar a un nuevo Juegos Paralímpico es un tremendo orgullo. Son muchas cosas que se te pasan por la cabeza”.
“Sé que París marcará la estadística porque seré el primer deportista uruguayo en llegar a cinco Juegos, ya sean Olímpicos o Paralímpicos. Para el ego personal es tremendo estar ahí, marcando la historia, sumado además que todas las veces fueron por clasificaciones directas”, expresó.
Borges ya compitió por Uruguay en cuatro citas: Atenas 2004 (séptimo y diploma), Beijing 2008 (noveno), Río de Janeiro 2016 (quinto y diploma), Tokio 2020 (undécimo). Ahora lo hará en Francia.
“De cierta manera todos los Juegos me marcaron de distinta manera y fueron en etapas diferentes de mi vida”, contó, para luego hacer un breve repaso: “En los primeros que fui (Grecia) tenía 21 años y me acuerdo de que era todo increíble. Salir de Artigas con una discapacidad, superando mil obstáculos del camino para, de repente, estar representando a tu gente, país, y deporte, es algo enorme, difícil de graficar”.
El artiguense tuvo una infancia difícil, con un pasar diario con altibajos y un problema de salud que se manifestó a los seis meses de vida: meningitis. Siendo un bebé debió batallar durante un mes por su vida mientras estaba en coma, para luego vencer la enfermedad, no sin tener que sobrellevar las secuelas: comenzó a sufrir retinitis pigmentaria y a los 9 años quedó ciego.
“Aunque a algunos les suene un poco feo, yo agradezco a la meningitis porque a través de eso que me pasó pude tener todo lo que tengo hoy, como una familia y el deporte que amo hacer”, contó Henry sobre cómo afrontó este punto adverso que debió atravesar.
Una historia de amor
Uno de los grandes bastiones en la vida de Henry Borges es su esposa, Mariana Mederos, también judoca de alto rendimiento y que está buscando su clasificación en la categoría J2 (baja visión) en más de 70 kilogramos. “Somos un dúo inquebrantable”, expresó.
“Nos pusimos de novios el 1 de octubre de 2004, pero veníamos saliendo antes de que fuera a los Juegos de Atenas [sus primeros]. Cuando volví formalizamos y en 2006 nos casamos”, relató el deportista.
“Formamos nuestra hermosa familia y tenemos dos hijos adolescentes con 14 y 17 años, todo ello a la par de la carrera deportiva. Hemos tenidos miles de situaciones donde nos tocó tener que ser muy fuertes y las fuimos sorteando juntos en estos 20 años. Mariana es un pilar fundamental, es tremendo todo lo que hizo por nosotros”, reconoció.
“También lo es como judoca ya que me acompaña en su segundo ciclo como atleta de alto rendimiento. Es clave para vivir todo lo mágico que nos ha pasado y también la otra parte, esa que hay que superar. La familia es un pilar fundamental y en ella nos apoyamos”, contó.
El camino
Para conseguir la nueva clasificación olímpica, Henry Borges hizo un camino repleto de medallas y éxitos. Supo ganar la medalla de oro en el Grand Prix de Tokio (Japón) en 2023. Además, fue bronce en los Grand Prix de Heidelberg (Alemania) y Alejandría (Egipto) en 2023, lo que habla de su estupendo nivel mundial. En el debut de esta campaña fue tercero en el Mundial de Bakú del año 2022. En total, ha participado de seis eventos hasta el momento, recogiendo medalla en cinco de ellos (un oro y cuatro bronces).
“Para este ciclo tuvimos un gran diferencial y es haber tenido a Toyota como espónsor. Ellos depositaron la confianza y apoyo para que podamos estar en casi todos los eventos, algo que fue inédito. Nunca habíamos tenido esa oportunidad”, referenció.
“Con Mariana entrenamos solos, somos autodidactas. Estamos en una edad en la que hay días que nos sentimos más cansados y hay que priorizar la recuperación, mientras que en otros estamos a full”, explicó, para completar: “Si no estuviera Mari no se hubiera dado nada de esto, porque ella así me lo exige; somos un dúo compacto”.
Todo concluye al fin
Borges contó que los Juegos Paralímpicos de Atenas 2024 serán su despedida, ahora sí de forma irrevocable, del alto rendimiento: “Es el punto final. Fueron 20 años de alta exigencia y eso va cansando. Vamos a dar y entrenar al máximo para tratar de seguir haciendo historia en Francia para nuestro país, sabiendo que el cuerpo y la mente nos dicen que la línea de llegada esta cerca”.
“Lo que vendrá después será cercano al judo que tanto amamos [dan clases en Rivera, su lugar de residencia] y disfrutar nuestra vida como familia con más tiempo de calidad”, cerró diciendo un deportista que marcará época.