Guillermo de Amores, aquel arquero que ganó el Guante de Oro en el Mundial sub-20 de 2013 en Turquía defendiendo a la selección uruguaya que terminó segunda tras perder la final con la Francia de Paul Pogba, lleva algo más de dos años sin disputar un partido oficial y se ilusiona con volver. A comienzos de 2018 pasó de Liverpool al Fluminense, pero en Brasil no llegó a debutar.
El 1.° de marzo de 2018 el guardameta que hoy tiene 25 años estuvo en el banco de suplentes por única vez en una derrota 2-1 a manos del Avaí por la Copa de Brasil. Luego, comenzó una mala racha de lesiones que lo mantiene hasta hoy en el tramo final de una recuperación que se hizo eterna, pero que no le impide seguir anhelando ponerse los guantes.
“Llegué recontra ilusionado a un club espectacular y a los dos meses de empezar a entrenar, haciendo un trabajo físico, arranqué con un problema en la pantorrilla. Fue al otro día del partido que estuve como suplente. Eso fue rápido y a las dos o tres semanas ya estaba trabajando con normalidad”, contó el nacido en San Jacinto en diálogo con FútbolUy.
“A mitad de año (2018), cuando cambió el técnico y podía tener posibilidades de jugar más, tuve una rotura de meniscos en un entrenamiento. En la cirugía corrió todo bien. No me hicieron una cirugía normal de las que te sacan el pedazo de menisco roto, sino que me lo cosieron. Es otra de las técnicas que hay para no perder el menisco. Pero cuando me operaron entró una infección en la cirugía y se complicó todo”, recordó.
“Pasa una vez cada mucho y me tocó a mí. Estuve como un mes internado con dos lavados de la articulación. En esos lavados se me raspó mucho tejido blando en la parte de los músculos y se tocó el hueso sin necesidad. Eso generó un callo en el hueso y me tuve que operar nuevamente en España a mitad del año pasado para poder arreglar ese problema que venía teniendo por esa secuela”, narró De Amores, quien no sabe si hubo “un error o un mal manejo de la situación” por parte de los médicos del Fluminense.
“Yo insistía en que sentía esa molestia ahí. Los resultados estaban dando una cosa y los médicos en el club no querían hacer más nada porque creían que iba a ser peor para mi salud. Como no tenía solución en mi club la busqué afuera y cuando se me terminó el contrato me fui a España (junio de 2019) para poder solucionarlo. Me operé a fines de junio y estoy en recuperación. Espero poder empezar a hacer cancha y volver a la vida normal del fútbol”, explicó.
De Amores recaló en Fluminense a préstamo por un año y medio desde Boston River, club con el que expiró su contrato el pasado 31 de diciembre. Hoy es jugador libre y valora saber que hay interesados por ficharlo, sabiendo que en este 2020 cortará el largo período de inactividad.
“Los médicos me pusieron un plazo de seis meses y lo vengo cumpliendo. Espero a fines de enero o mediados de febrero estar en cancha con algún equipo. Gracias a Dios me han llamado tres o cuatro de Primera División. Arranqué a correr y a hacer trabajos específicos de cancha, aunque todavía nada de arquero”, reveló De Amores, quien reforzó fuerzas y motivación con el apoyo de sus seres más queridos y el nacimiento de su hija.
“Gracias a Dios tengo un sustento familiar importante y mi novia estuvo en todo momento conmigo. En ese sentido no se hizo tan difícil, pero estando lejos del país se hace complicado y extraño porque uno está en un lugar que no conoce y viviendo cosas que no son fáciles. El nacimiento de Indiana, mi hija de tres meses, ha sido espectacular y me ha ayudado pila para superar todo esto”, confesó De Amores, quien confía en recuperar el nivel que en su momento lo llevó a ser Guante de Oro sub-20 y medalla de oro en los Panamericanos 2015.
“Pasa el tiempo y todas estas cosas son difícil de sobrellevar porque tenía la posibilidad de ir a un fútbol tan lindo, que a cualquier uruguayo lo motiva, pero no pude aprovechar por el problema de las lesiones. Pero soy joven todavía y tengo mucho camino por delante. La bebé y el apoyo de la familia ayudan a no bajonearse y a seguir para adelante”, concluyó.