Nacional confirmó el fallecimiento de Juan Manuel Izquierdo, quien desde la noche del jueves se encontraba internado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Israelita Albert Einstein, en la ciudad de San Pablo.

El defensor de Nacional, de 27 años, se desvaneció en el tramo final del partido que su equipo perdió ante San Pablo 2-0 por la vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores en el estadio MorumBis (ex-Morumbí). Si bien fue retirado rápidamente en ambulancia y tardó solo 14 minutos en ser ingresado al hospital, el cuadro ya era crítico. Fue en ese mismo centro de salud en donde perdió la vida.

Según explicó días después el centro médico, iniciaron “inmediatamente maniobras de resucitación cardiopulmonar, incluyendo el procedimiento de desfibrilación, habiendo el paciente recuperado la circulación espontánea”. Desde entonces permaneció “sedado, en ventilación mecánica y bajo cuidados intensivos neurológicos”.

En primera instancia, Nacional optó por dar un mensaje sin demasiada información y con cierta esperanza. Hasta que la familia del jugador no llegó a Brasil, simplemente se manejó el término de “arritmia” y se informó que el futbolista se encontraba “en el CTI”, “estable” y “en observación”.

El viernes se agregó que Izquierdo estaba “estable de su arritmia cardíaca” y “sedado en CTI”, donde permanecería “bajo observación durante las próximas 72 horas como mínimo”. El resto de los comunicados fueron incluso menos alentadores y, gradualmente, marcaron la real dimensión de la situación.

El sábado, ya con los padres y la pareja del futbolista en San Pablo, se manejó por primera vez el término de “paro cardíaco” y se agregó que estaba “con ventilación mecánica”.

El domingo empeoró el panorama tras nuevos exámenes que determinaron “una progresión del compromiso cerebral y un aumento de la presión intracraneal”, lo que ya hacía presagiar una muerte cerebral o un escenario similar, con secuelas irreversibles.

Del “estable” del viernes se pasó al “cuadro neurológico crítico” del lunes, ya con un panorama totalmente desalentador, sin avances y con un desenlace fatal que se avizoraba en cuestión de horas.