Facundo Torres fue el invitado del programa ‘El Polideportivo’ de Canal 12 este domingo y habló de su futuro y de cómo lleva los rumores sobre un posible pase, que en este caso van más allá de las versiones periodísticas. Tanto el jugador como el club saben que el final de su etapa aurinegra está cerca y hay gestiones avanzadas por su salida.

“Trato de aislarme un poco. Trabajo con una psicóloga (Grisel Marachlian), que es la mamá de Diego Rossi. Me ayuda muchísimo a aislarme de esas cosas y a centrarme 100% donde estoy. Hoy es Peñarol, el lugar que amo y donde me siento más cómodo. Trato de meterle al 100% ahí y me siento muy bien”, dijo. No obstante, reconoció que es factible que se vaya.

“Hoy estoy en Peñarol y mi cabeza está centrada en llegar a la pretemporada con Peñarol, pero sé que hay negociaciones avanzadas y podría irme. Está lo de Estados Unidos, lo de Italia y lo de España. Lo trabaja mi representante (Edgardo Lasalvia), pero a veces me la tira para el córner porque no me quiere enloquecer. Igual un poco me cuenta”, contó.

Reconoció que su ídolo deportivo es Neymar, y al ser consultado por un jugador al que vea con similares características a él dentro del medio local, sorprendió al nombrar a uno de su club que por ahora no ha tenido gran protagonismo pero que, a sus 19 años, se perfila como para ganar terreno en la temporada 2022.

“A Nico Rossi, el hermano de Diego Rossi, lo veo muy parecido a mí. Es juvenil y está subiendo. En los entrenamientos, cuando yo salía, entraba por mí. Es habilidoso, rápido, encarador y guapo. Es distinto a Diego, que era más punzante y hacía más goles. Nico es mucho más encarador”, comentó.

La novela del tobillo para el último clásico

Además de hablar de su presente y futuro, también recordó la semana previa al último clásico, en la que estuvo en duda y hasta llegó a decir que no jugaría por un fuerte esguince de tobillo. “Cuando salí de la Española el médico me dijo que dijera que no iba a jugar porque era la realidad”, recordó sobre aquel domingo, a siete días del duelo que terminó 0-0 con Nacional.

“Lo dije y con el paso de los días me empecé a sentir mejor. Estaba todo el día metiéndole hielo y el fisio de Peñarol iba para casa y estaba todo el día con eso. El jueves me tenía que empezar a mover porque sino no iba a jugar. Mauricio me lo dijo. ‘Si te movés un poco y te vemos bien, está la posibilidad’, me dijo. Y yo me moría por jugar”, narró.

“Empecé a correr con normalidad. Sentía dolor pero podía. Seguí trabajando con el fisio y en la mañana del clásico me probé fuerte. Teníamos y le pedí al fisio para probarme de mañana, más que nada para sacarme el miedo de la cabeza. Él me tiraba la pelota y yo le pegaba fuerte al arco. Me saqué el miedo así y fui a jugar. Mauricio me vio”, agregó.

Después era consciente de que podía llegar algún golpe en la zona afectada. “Sabíamos que podía pasar. Mismo el Mota (Gargano) me dijo: ‘Donde pase algo voy a ser el primero en estar’. Yo me sentía respaldado por mis compañeros y lo usamos como plan de juego de que capaz que me pegaban y no lo sentía tanto y podía sacar alguna amarilla para el rival”, dijo.

Entre risas recordó que los que más o buscaron fueron los laterales y que él esperaba pierna fuerte de parte de Christian Almeida. “Fue el que me salió a buscar sí. Alguno de los laterales iba a venir porque sabían que mi tobillo estaba ahí y yo tenía que cuidarlo y jugar para mi equipo. Es parte del fútbol. En la primera, Laborda me fue al tobillo. Con el Mathi fuimos compañeros en la selección. Lo miré y enseguida me miró el tobillo. Seguí jugando”, contó.

Recordó además que tras el partido recibió un mensaje de William Machado, el jugador de Villa Española que lo lesionó ocho días antes del partido y que se ganó la tarjeta roja por una durísima entrada. “Él estaba derrumbado porque me dijo que no tuvo intención de lesionarme. Los primeros días que me llamaba, lloraba”, reveló.

“También hubo amenazas contra él y no me gustaba para nada. Traté de que se quedara tranquilo y que supiera que yo no pensaba que había tenido mala intención. Desde el día de mi lesión hasta el clásico me llamó todos los días. Y cuando terminó el clásico, que salió bastante bien, me mandó un mensaje felicitándome y diciendo que se alegraba de que haya podido jugar”, concluyó.