Por Gonzalo de León
@GonzaaDeLeon19
Muchas personas sueñan con viajar por todo el mundo y conocer diferentes países y culturas. Varias lo pueden hacer, pero solamente algunas son las que cumplen ese deseo por hacer lo que más les gusta, en este caso, jugar al fútbol.
Al protagonista de la historia de hoy le sucedió así. Él es Fabricio Fernández, un futbolista uruguayo nacido hace 31 años en Rocha que la última temporada jugó en Emiratos Árabes Unidos, pero que tiene un recorrido interesante por otros países.
Fernández hizo inferiores en Palermo FC de Rocha, club del que él y toda su familia son “de toda la vida”. A los 15 años emprendió el viaje a la capital del país para hacer inferiores en Nacional, en el que estuvo hasta la Tercera División, momento en el que surgió una oportunidad única.
Tras estar en el Tricolor, viajó a Italia para hacer una prueba con la Roma y luego tuvo chances de quedarse en equipos de Serie D, pero “económicamente no servía” y se volvió a Uruguay para jugar en la Primera de Palermo.
Su debut como profesional fue en Rocha FC, jugando en la Segunda División Profesional, y en 2015 le cambiaría la vida para siempre.
En ese momento, su tío, Alfredo González, trabajaba en Atenas de San Carlos, club en el que había invertido un magnate indonesio, quien también había comprado el FCV Dender EH de Bélgica, “un equipo de Primera que quebró y bajó a Tercera”.
Por medio de este familiar logró tener la “oportunidad” de ir a jugar a la Tercera División belga, y no dudó en aceptarla.
“Estaba prácticamente dedicado al estudio, iba por otro camino. No lo dudé porque sentí que era mi oportunidad de reinsertarme en lo que a mí me gustaba; era una posibilidad de vivir de esto, no me importaba el salario, la vida, nada, quería probar”, relató a FútbolUy.

Fabricio Fernández campeón en Palermo FC de Rocha. Foto: Instagram fabrifernandez93
“En principio fui por seis meses, pero fueron muy buenos —fuimos los que hicimos más puntos en la segunda etapa—, y renové por un año más”, expresó. En su segunda temporada ascendieron a la B.
Sobre esa etapa, recordó: “Me fui joven, pero, por suerte, nos dieron un apartamento y éramos tres. Hice muy buena relación con ellos y en mi segunda temporada fue Simón Vanderhoeght [uruguayo]; fue una adaptación divina”.
“Nos brindaron todo desde el primer momento. Fue una experiencia divina, además de que era Europa”, indicó.
Con respecto al nivel de la liga, comparado a lo que había vivido en Uruguay, analizó: “Había cinco o seis equipos que peleaban por el ascenso. Nuestro equipo era muy bueno y tenía una gran infraestructura; un estadio espectacular con restaurante, campos de entrenamiento. Era otro ritmo e intensidad”.
Idas y vueltas
A mediados de 2016 retornó a Uruguay para jugar en River Plate, momento que repasó: “Terminé el contrato y la gente del club iba a bajar el presupuesto, porque iban a venderlo para hacer negocio; la mayoría del plantel se disolvió”.
“En ese momento surgió la posibilidad de River, yo conocía al entrenador de arqueros de Juan Ramón [Carrasco] y quedé”, añadió.
Luego defendió a Miramar Misiones, hasta que a principios de 2019 armó nuevamente las valijas para jugar en el Mt Druitt Town Rangers de Australia.
“Estaba en Miramar, que estuvo complicado ese año, esperando por alguna chance. La primera que surgió fue esa y económicamente nos servía; iba a ser una experiencia familiar muy disfrutable”, contó.
La decisión de aceptar la oferta “fue una situación familiar, porque ya tenía a mi hija y estaba con mi señora; fue más ver la oportunidad, el desafío y si la parte económica nos servía”.
Aseguró que “fue una experiencia divina” y que “el país también es hermoso”. “Tuvimos cerca de quedarnos más tiempo, pero por temas de visa, que no es tan fácil, no lo hicimos”, lamentó.
“El fútbol era más amateur que acá. Tácticamente no se trabajaba tanto, pero era muy intenso”, comparó. Cabe destacar que jugó en la que sería la Segunda División, aunque no hay ascensos porque allí se utiliza el sistema de franquicias como en Estados Unidos o India.

Fabricio Fernández en Mt Druitt Town de Australia. Foto: Instagram fabrifernandez93
Tras un año allí, regresó a nuestro país para ponerse la camiseta de Progreso, después la de Macará de Ecuador, Atenas de San Carlos, Rentistas y, posteriormente, dos en el ascenso emiratí: Al-Orooba y Dibba SCC.
Una nueva vida
En Al-Orooba logró el ascenso a Primera División y esta campaña la estaba jugando en Dibba SCC, también de Segunda, pero sufrió una rotura de ligamento cruzado y cuando le dieron el alta para entrenar, no querían correr riesgo y, por ese motivo, rescindió su contrato para “no generar inconvenientes” con el club, porque “son amigos entre todos los equipos, para tener las puertas abiertas para la próxima temporada”.
Fabricio recordó cómo se dio su llegada a Emiratos Árabes Unidos en 2023: “Estaba de pretemporada con Rentistas en Paysandú y recibí un llamado de una persona y lo derivé con mi representante. Fue avanzando con esa posibilidad y en un momento se había caído, pero una o dos semanas después se reactivó; fue todo muy rápido”.
“La parte económica era mucho mejor que la de acá [Uruguay]”, afirmó, y agregó: “En la entrada a esos mercados hay mucha gente en el medio, comisiones, entonces no es fácil. No te cambian la vida, pero era un desafío”.
Sobre la decisión de ir o no, apuntó: “Era otra cultura totalmente diferente, pero no le tengo miedo a esas cosas, al revés, me gusta y disfruto porque nos nutre a las personas ver el mundo desde otra perspectiva”.
“Era todo nuevo, ir a Dubái, Abu Dabi. Había tenido compañeros musulmanes, pero convivir con la cultura iba a ser diferente. Teníamos miedo por el tema de las mujeres, pero la realidad es que Emiratos ya es un país muy abierto y fue muy disfrutable, todo es excelente. Fue muy fácil la adaptación”, reveló.

Fabricio Fernández en Al-Orooba de Emiratos Árabes Unidos. Foto: Instagram fabrifernandez93
La liga emiratí es “muy física porque hay muchos jugadores africanos”, quienes “tácticamente no saben, porque no lo han entrenado tanto”, pero “hay muchos jugadores brasileños que son buenos técnicamente”.
“Se hacen partidos muy duros, sobre todo en los primeros tiempos, porque no tienen tanta resistencia. Se hacen partidos desordenados”, subrayó.
Últimamente “han ido más” jugadores uruguayos a los mercados árabes, los cuales “se van expandiendo”. “Recomiendo” ir a jugar allí; “hay edades y características para todos, dependiendo de las necesidades de cada uno y a lo que aspiren en la carrera”, aclaró.
“La vida en Emiratos es espectacular; que no tengan miedo por la familia”, detalló. “Obviamente, económicamente puede servir”, aseveró, y dijo que “más que por el fútbol”, muchos futbolistas reconocidos “van por la vida”.
A la hora de compararlo con el uruguayo, destacó: “El fútbol nuestro es difícil por la calidad de jugadores que hay, por algo es un país tan exportador. A su vez la competitividad que tiene el uruguayo. En otras ligas es difícil que suceda, hay cinco o seis candidatos y es difícil que pierdan con los de abajo”.
Los emiratíes “tienen planificado ir evolucionando desde las formativas”. “Es muy reciente y todavía no ha dado muchos frutos, pero están invirtiendo bastante. Después, nunca se sabe, con la mentalidad de cada uno y si evolucionan; ellos están muy cómodos y no sienten la necesidad de salir”, siguió.
Fabricio cerró repasando las ciudades en las que vivió en el exterior, las cuales “son más parecidas a Montevideo” que a su Rocha natal, “por la magnitud que tienen”. “Siempre me tocó vivir a las afueras de las ciudades grandes [Bruselas, Sídney y Dubái]. En el día a día me gusta porque disfruto estar en paz, se vive mucho más tranquilo”, concluyó.
Por Gonzalo de León
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