El Sevilla derrotó 2-1 a la Juventus italiano en la vuelta de su semifinal de la UEFA Europa League, tras el 1-1 de la ida, con un gol del argentino Erik Lamela a los 5 minutos del alargue y, tras una nueva noche mágica en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, agranda así su historia al acceder a la final de Budapest en la que luchará por el séptimo título en su torneo fetiche.
Lamela culminó la remontada en la prórroga, después de que Juventus se adelantara en el minuto 65 por medio del serbio Dusan Vlahovic y luego empatara en el 71 Suso con un golazo, lo que permite al Sevilla de José Luis Mendilibar prolongar su mística con una competición de la que es el rey con seis títulos, en esta ocasión frente a la Roma de José Mourinho.
El choque comenzó con mucha intensidad, con el Sevilla concentradísimo y volcado en el área bianconera. El equipo español presionó muy arriba y robó muchos balones, lo que fue una pesadilla para la Juve hasta que despertó a la media hora de juego con contras peligrosas, ataques rápidos y ocasiones claras, como también las tuvieron los andaluces.
Tras un aviso de Gatti en su especialidad a balón parado, un testarazo tras un córner que paró, providencial, Bono y luego de Di María en un sutil remate que se fue desviado, los sevillistas, que salieron a por todas, acumularon buenas opciones de gol por medio de Ocampos, con un cabezazo en plancha que en el 24' salvó en la misma línea Wojciech Szczesny, y en un tiro de Acuña, otro argentino, que despejó con su manopla el meta polaco.
El Sevilla, eléctrico y con mucho ritmo, tuvo más el control y buscó el gol en una volea alta de Rakitic, tras un pase de un gran Óliver Torres, que hilvanó jugadas y aportó mucho en ataque. Pero la Juve no se amilanó, el joven Moise Kean mandó un tiro cruzado a la cepa de un poste en el 33', a pesar de que también replicaron sin éxito Óliver y Ocampos.
La recta final del primer tiempo, con el argentino Leandro Paredes en el campo tras sustituir al lesionado Fagioli, fue movida. Primero se anuló un gol a Rabiot en el 42', por un fuera de juego previo de su asistente, Locatelli, que confirmó el VAR, y después por un posible penalti de Danilo sobre Oliver Torres en el tiempo que también se chequeó, aunque minutos después se refrendó la decisión inicial del árbitro de que no hubo nada punible.
En la reanudación, el partido fue más de ida y vuelta, de muchas alternativas y con ocasiones por ambos bandos, de Acuña, Badé en semifallo o un hiperactivo Bryan Gil para el equipo español que solventó bien Szczesny, muy seguro y sobrio siempre; y por dos veces de Rabiot, más un cabezazo de Bremer para el Juventus que salió fuera de milagro.
El marcador se movió tras un fallo defensivo local, con un mal bote que se 'comió' el galo Badé y que aprovechó Vlahovic, recién salido al campo junto a Chiesa por Di María y Kean, para hacer el 0-1 en el 65 para un Juventus muy peligroso en sus contras. Pero el Sevilla no perdió nunca la fe y Suso, que había entrado en el 62 por Oliver, empató ocho minutos después con un golazo con la zurda desde la frontal del área.
De ahí hasta los 90 minutos, Allegri refrescó a su equipo con Kostic y Miretti por Iling-Junior y Locatelli, pero fue el Sevilla el que estuvo más cerca del gol en una falta directa de Suso o un testarazo de En-Nesyri ante los que se lució Szczesny.
Este viento a favor de un gran Sevilla, ambicioso y persistente en sus llegadas con un fútbol de garra e intensidad, se prolongó en la prórroga. Aunque Chiesa estuvo a punto de aprovechar un error atrás que corrigió Bono con una parada en dos tiempos, fue el argentino Lamela -salió en el 70 por Ocampos- quien multiplicó la euforia a Nervión al marcar el 2-1 con un certero cabezazo en el quinto minuto del tiempo extra tras un excepcional centro de un excelente Bryan Gil.
Con más cambios por el enorme desgaste físico en ambos equipos, al entrar los argentinos Montiel y Alejandro Gómez por dos canteranos sevillistas que lo dieron todo, Bryan Gil y Navas, y en la Juve el delantero polaco Milik por Cuadrado, los italianos atacaron a la desesperada en la segunda parte de la prórroga, pero Kostic no atinó con un zurdazo ni luego Chiesa ni Paredes ante un Sevilla que defendió con uñas y dientes para meterse en la séptima final de su torneo fetiche.
La Roma de Italia, dirigida por José Mourinho, se clasificó a la final de la UEFA Europa League al empatar sin goles con el Bayer Leverkusen en Alemania. Tras el 1-0 que firmó en la ida, se concentró en mantener su arco en cero e hizo poco o nada por el ataque. Y le salió bien.
En el minuto 2, el equipo italiano dio un susto a los locales con un remate desviado desde la media luna de Lorenzo Pellegrino. Lejos de ser una declaración de intenciones, el Bayer Leverkusen se hizo con el control del duelo frente a un rival muy replegado.
La mejor ocasión en la primera parte de los locales la tuvo Mousa Diaby, con un remate al travesaño desde un ángulo cerrado en el minuto 12 tras recibir un pase de Florian Wirtz. Más tarde, en el 21', Rui Patricio tuvo que desviar a saque de esquina un disparo de Kerem Demirbay.
En la segunda parte, Roma empezó a mostrarse mas agresivo y el Leverkusen empezó a dar muestras de nerviosismo. El partido se enredó y el Leverkusen no volvió a rematar a puerta hasta el minuto 65, con una cabezazo de Azmoun al cuerpo de Rui Patricio.
Un remate desde lejos de Demirbay, en el minuto 67, puso en problemas a Rui Patricio, que sólo pudo parar el balón a medias, pero Mancini evitó que Azmoun recogiera el rebote y cedió un saque de esquina. El Leverkusen chocaba contra un muro y Roma seguía con su estrategia de cerrar el área y perder tiempo para quitarle ritmo al duelo.
Al final, se añadieron 8 minutos y pudieron sr más, pero al Leverkusen se le acabaron las ideas pese a que Xabi Alonso lo había apostado casi todo por la ofensiva con los ingresos de Hlozek y Amiri por Tah y Palacios. Los jugadores del Roma siguieron rodando por el césped y pidiendo ser atendidos casi por cada roce.