Un médico alemán contó cómo dejó la tribuna del Parken Stadion para meterse en el campo de juego y salvarle la vida a Christian Eriksen, quien se desplomó en el suelo a raíz de un paro cardiorrespiratorio el pasado sábado.
"Estaba en las gradas del lado opuesto cuando se derrumbó. Al principio no pensé nada. Pero luego vi cómo el médico del equipo danés estaba actuando de una manera bastante agitada. Reconocí que no era una lesión normal", dijo Jens Kleinfeld en una entrevista con el medio alemán Blid.
Kleinfeld estaba en el estadio de Copenhague no por su fanatismo por el deporte, sino porque había completado la sesión de entrenamiento de primeros auxilios para el equipo médico que se encontraba en la cancha. Algo que fue clave para salvarle la vida al futbolista del Inter de Milán.
"Los jugadores tenían la cabeza entre las manos. En ese momento le di una señal al equipo y corrieron al campo. Llevaban un desfibrilador con ellos. Luego les dije a mis compañeros con los que estaba sentado en las gradas: 'Tenemos que ir al campo'", expresó.
El médico recalcó que el equipo arrancó con el proceso de reanimación: le realizaron un masaje cardíaco y luego prepararon el desfibrilador, donde le colocaron los electrodos en el cuerpo del danés. "Entonces tomé el control. Le aplicamos descargas eléctricas y continuamos con el masaje cardíaco", recalcó.
"Cuando se comienza una reanimación se debe hacerlo lo más rápido posible. Pero los médicos del equipo tratan principalmente muchas otras lesiones, por lo que les resulta más difícil reconocer de inmediato una muerte cardíaca súbita", explicó.
Continuó: "Eso fue claro para mí cuando los vi tratando de sacar la lengua de su garganta. No es así como se salva una vida. Una mínima flexión de la cabeza es completamente suficiente ".
Kleinfeld contó que las descargas del desfibrilador fueron fundamentales para devolverle la vida a Eriksen. Aseguró que si el desfibrilador se usa dentro de los primeros dos minutos, la probabilidad de supervivencia es muy alta.
"Así que la velocidad es esencial. Eriksen tardó dos o tres minutos en recibir la descarga eléctrica. Eso significaba que sus posibilidades de supervivencia eran muy altas", recalcó.
Tras recibir las descargas, Eriksen despertó. Kleinfeld habló sobre ese momento. "Abrió los ojos y me habló. Le pregunté, en inglés: ‘¿Has vuelto de nuevo?'. Él dijo: ‘Sí, estoy aquí'. Y luego me contó: ‘Oh, mierda, acabo de cumplir 29 años'".
"Le dije que ahora todo estaba bien y que ya no estaba en peligro. Lo entendió todo de y de inmediato puso el brazo sobre su pecho ", concluyó el médico alemán.