Esteban Conde, exarquero que en 2023 tuvo su primera experiencia como entrenador dirigiendo a Danubio, se encuentra sin trabajo y esperando oportunidad. A sus 40 años, el nacido en Young sigue en etapa de preparación, “sacando conclusiones, ajustando las cosas que hay que ajustar y mirando mucho fútbol”, según contó al periodista Darío Alberti en una extensa charla para su canal de YouTube.

Hablando de su carrera y de cómo se mide el éxito, dijo que en la actualidad es común “medir en relación a los resultados y nada más que los resultados”. “Es como va la dualidad en la que vivimos: sos bueno o malo, lindo o feo, gordo o flaco. En mi caso, si me paro desde el lugar en que, a los siete años, un ómnibus me atropelló y me pasó la rueda por encima de una pierna y casi la pierdo, y terminé haciendo la carrera que hice, me siento un ganador por mí y por la gente que me ayudó, como el doctor que me operó un par de veces”, narró.

“Tuve un accidente fuerte de chico, saliendo de la escuela, con fractura expuesta de tibia y peroné. Pasé por operaciones para reconstruir un poco, los aparatos que se ponían para fijar de forma externa, injertos de piel y toda una experiencia desde muy chico”, agregó el Coco, quien considerando aquel episodio considera que hizo “una tremenda carrera, mucho más de lo que esperaba”.

“Si me autoanalizo, creo que mi cabeza, mis emociones, el recorrido y toda la historia que tengo, no sé si me daba para mucho más. Los tipos que llegan a las grandes ligas de Europa, a los mejores niveles, tienen un grado de autoconfianza que yo nunca tuve. Hay que tener un determinado ego importante para ser de los mejores. Y yo siempre fui un loco amante del fútbol de forma amateur porque me divierte jugar y lo disfruto mucho. Capaz que los parámetros en el día a día te van llevando a que, si perdés, tenés que estar enojado. Algo te tiene que doler”, reflexionó.

Conde, quien surgió en Rentistas y pasó por Danubio, Universidad de Chile, Atlético Rafaela, Nacional, Banfield, Atenas y otra vez Danubio, opinó que “el fútbol es una escuela de vida, y al final es la vida misma”. “Te enseña de todo. Pasé por etapas de venirme desde el interior a buscar la oportunidad, de rebotar y de volver a rebotar, y después tener una oportunidad más. Y después ir creciendo y creciendo, avanzando en la carrera, mejorando y teniendo algunos traspiés. Te enseña a disfrutar las cosas muy buenas porque pasan muy rápido”, añadió.

En relación a la conducta para ser futbolista, recordó que en sus inicios “el profesionalismo se miraba de una manera distinta a la actual”. “Hoy los futbolistas más jóvenes, por cómo se ha globalizado la información, son más profesionales de lo que éramos los jóvenes cuando yo me inicié. Y hoy los pibes no tienen algunas cosas que nosotros teníamos cuando empezábamos. Hoy los pibes se alimentan mejor y entrenan sabiendo qué están entrenando”, sostuvo.