Un cabezazo del Santi Mina en la última jugada del partido evitó la derrota del Celta en Balaídos ante el RCD Espanyol (1-1), un agónico gol que llegó en el suspiro final de un encuentro en el que contrastó la eficacia del conjunto catalán con el nerviosismo y la poca pegada del equipo celeste en los metros finales.
El Espanyol enmudeció Balaídos nada más abrir la segunda parte. Vargas centró un balón que recogió y aguantó Calleri cerca del área pequeña, una pelota que no soltó hasta que vio libre de marca a Pedrosa, que anotó el gol
Se cerró bien el visitante para defender su ventaja; el Celta careció de claridad en ataque, impreciso, nervioso. Escribá metió en el campo a Brais Méndez, Gabriel Fernández y Sisto. Pero su equipo no creó ninguna oportunidad en los últimos veinte minutos.
Es más, se descolocó en exceso en defensa, algo que no aprovechó el conjunto catalán, que malgastó cerca del minuto noventa un clarísimo contragolpe, una contra de cuatro atacantes contra dos defensas que desperdició Pipa, solo ante el portero Rubén.
El Espanyol pagó su error. Y es que en la última jugada del partido, el Celta, con más corazón que buen juego, encontró el gol del empate, tras un centro de Hugo Mallo desde la derecha que cabeceó Santi Mina para evitar la derrota de su equipo y rescatar un punto en el suspiro final de Balaídos.
En el otro partido de la jornada el Sevilla cayó derrotado por 3-2 en su visita al Eibar y pierde pie en las posiciones de privilegio.