Blaugranas y rojiblancos no pudieron aprovechar el traspié del Real Madrid a primera hora. Los merengues empataron 1-1 de locales con Villarreal gracias a un gol de Sergio Ramos a los 48’ tras la desventaja inicial marcada por Bruno Soriano de penal a los 45’, pero mantienen la ventaja en lo más alto de la tabla.

El arranque del partido más esperado de la fecha ofreció un poco menos de lo que podía presagiarse. Si bien hubo un par de remates de media distancia de cada lado, casi no se pisaron las áreas en una primera parte que mostró al equipo local manejando la pelota sin profundidad y al visitante defendiéndose.

El tanteador se abrió a los 41’, cuando Rakitic peinó un centro de Iniesta desde la izquierda. El envío aéreo encontró llamativamente aletargado al fondo colchonero, que con Diego Godín como baluarte no había mostrado fisuras hasta entonces.

Atlético de Madrid salió con otra ambición a la segunda mitad, que quedó marcada por la salida de Lionel Messi a los 59’ por una molestia en el aductor izquierdo. El argentino quedó sentido y Luis Enrique le ordenó de inmediato salir del campo para no arriesgar.

Un minuto después Simeone mandó a la cancha a Ángel Correa y Fernando Torres por Saúl Ñíguez y Kevin Gameiro, y tuvo réditos de inmediato. El Niño tocó el balón entre las piernas de Piqué para Correa y el argentino anotó con un derechazo rasante tras eludir a Mascherano.

Fueron dos minutos fatales para el Barça, que perdió a su estrella por lesión y quedó 1-1 en un partido que tenía bajo control. Antes ya había salido Busquets, que llegó al Camp Nou con algo de gripe y se sintió mal, lo que hizo menguar la generación de juego del conjunto blaugrana.

Tuvo mayor posesión el Barcelona, pero apenas generó tres chances de gol; a los 65’ Oblak tapó un derechazo a distancia de Neymar yendo muy bien abajo sobre su izquierda para despejar, a los 82’ estuvo cerca Piqué de cabeza y a los 86’ se lo perdió Jordi Alba con un zurdazo elevado.

El Atlético de Madrid, que por momentos adelantó el bloque de presión pero generalmente esperó atrás, neutralizó el juego del Barça y lo hizo caer en su telaraña. Muestra de la impotencia local fue la plancha de Suárez a Filipe Luis que debió ser roja y apenas fue amonestación.

Godín, que tuvo pocas oportunidades para subir al área rival a buscar de arriba, casi gana el partido a los 88’, cuando Ter Stegen le tapó un potente cabezazo.

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