El ciclismo uruguayo y la participación en los Juegos Olímpicos tienen una historia de larga data, al punto que la última medalla en estas citas data de este deporte, cuando allá por el año 2000 en Sydney, Milton Wynants, fuera de plata en la prueba por puntos.
La última presencia data de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, con Jorge Soto, y de allí en adelante pasaron Brasil 2016 y Tokio 2020, dos ediciones de ausencia. Pero esta sequía es parte del pasado, ya que Eric Fagúndez, que terminó cuarto en el Panamericano de Panamá días atrás, aseguró un lugar para nuestro país en París 2024.
Fagúndez, nació en Vergara, Treinta y Tres, en una familia con tradición en el ciclismo, con padre y abuelo competidores y una herencia que demoró en hacerse piel.
“En mi familia compitieron siempre y fui siguiendo sus pasos”, comentó el pedalista entrevistado en FútbolUy, aunque confesó que jugó al fútbol hasta los 14 años en el club Cerro de su ciudad.
“Desde los dos años tenía mi bicicleta, corría carreras en la zona y me vestía con la misma ropa de competencia de mi padre. Un día mi viejo me dijo de probar de verdad con la bici y acepté el desafío, primero en mountain bike, hasta que mi abuelo me ayudó a comprar la ‘chiva’ de ruta que luego armamos, ya con 16 años”, recordó.
“Al principio corría en Vergara, donde se organizaban carreras, y luego empezamos a intentar hacer mis primeras carreras en Codecam [ciclismo juvenil] fuera de mi ciudad”, mencionó.
De a poco fue evolucionando hasta correr en la Vuelta Ciclista de la Juventud, Rutas de América y Vuelta Ciclista del Uruguay, donde comenzó a mostrar su talento junto a su amiga inseparable: la bicicleta.
En Uruguay defendió al Barrio Artigas (Codecam), Nacional de Melo (Sub-23), después al Vergara y por último al Unión Treinta y Tres Vergara.
Al viejo continente
Al ritmo que acumulaba kilómetros, carreras y pruebas en su desarrollo, la vidriera internacional se hacía como un objetivo al que apostaba cada vez con más firmeza.
“Teníamos planes de viajar al exterior que se fueron haciendo realidad
poco a poco. Gracias a mi entrenador, Agustín Tomas Margalef
[olímpico en Atenas 2004], llegó la oportunidad de enrolarme en el Café Baque,
del País Vasco”, comentó el pedalista de 24 años.
“Al principio estás haciendo tus primeras armas, querés estar en el ruido, para luego destacar”, confesó Fagúndez, que agregó: “Me fue complicado en ese inicio, ya que te permiten estar tres meses [por temas de visado] y es poco tiempo para la adaptación, una forma de correr nueva”.
“Me dieron la oportunidad de volver al año siguiente, pero con la pandemia [del covid-19] me perdí una temporada y media en mi carrera deportiva. Se me pasó el sub-23 y derivé a la categoría élite [mayores]. En 2021 y 2022 tuve la chance de defender al Aluminios Cortizo, ya con otra impronta, donde vi que podía estar ahí; y en 2022 lo hice muy bien, lo que me valió el pasaje al profesionalismo con el Burgos BH, desde este 2023”, explicó.
París, una realidad
La ilusión de seguir defendiendo a Uruguay siempre estuvo presente y el Panamericano de Panamá fue una ocasión impresionante para demostrar su valía. Luego de ser quinto en la contrarreloj, pasó a participar en la prueba de ruta de la cita, donde fue cuarto en las posiciones, y con ello aseguró para nuestro país uno de los dos cupos en punga con vistas a los Juegos Olímpicos de París del año entrante.
“Cuando terminé estaba contento con el esfuerzo, haber dejado todo y la posición alcanzada, pero cuando al rato me dijeron que estábamos en los Juegos, no lo podía creer. Me costó reaccionar, pensé que era un chiste, hasta que lo confirmaron oficialmente y fue todo emoción”.
“La verdad fue una sorpresa. Llegar a unos Juegos Olímpicos es muchísimo; extremadamente importante. Las veces que uno lo sueña trata de ilusionarse y volar para mantener los pies en la tierra. Es muy bueno llegar a ese nivel”, reflexionó.
Si bien el cupo es para el país, que deberá definir su representante, Fagúndez se ilusiona con su participación defendiendo a la Celeste en Francia: “Quiero tener esa oportunidad, espero que me la confirmen. Ser un olímpico para un deportista es un mojón muy importante, tiene un significado especial. Es difícil creer que está asegurada la oportunidad y muy lindo que este ahí”.
“Uruguay tiene un potencial muy grande en el deporte, no solo en ciclismo”, mencionó Fagúndez para cerrar, y amplió: “Hay gente representando a nuestro país en Europa que lo está haciendo muy bien, llegar a profesional es algo muy difícil”.
“Hay que resaltar el ciclismo uruguayo porque el nivel es bueno. Es un deporte que se está quedando un poco en el olvido, pero que esperemos que este tipo de cosas, los logros que se están consiguiendo, ayuden a mostrar el valor de un deporte tan importante”, concluyó.