Contenido creado por José Luis Calvete
Fútbol Internacional
La voz de la caprichosa

Entrevista: “Luis Suárez es el mejor 9 del mundo”, dijo Quique Wolff

“Suárez es el mejor 9 del mundo”, dijo Quique Wolff en una entrevista con Montevideo Portal. El futbolista y conductor de TV argentino habló del deporte que lo apasiona, de sus orígenes en el periodismo, de las injustas críticas a Messi y del compromiso de los uruguayos con su camiseta.

17.12.2015 13:30

Lectura: 10'

2015-12-17T13:30:00-03:00
Compartir en

Enrique Wolff es de las figuras televisivas más reconocidas de la actualidad en Sudamérica por sus apariciones en la pantalla de ESPN. Conductor de Simplemente Fútbol, comentarista de la Champions League e integrante de SportsCenter, a sus 66 años goza de una popularidad comparable a la de su etapa como futbolista, esa carrera que lo llevó al Real Madrid y a la selección argentina, y que lo acompañará hasta sus últimos días.

"Siempre corrijo cuando me presentan en alguna conferencia como ‘ex jugador'. Yo soy ex jugador de los clubes en los que estuve, pero sigo siendo futbolista. El médico sigue siendo médico hasta que muere, igual que los abogados y arquitectos", recordó en una extensa charla con un puñado de medios uruguayos durante una escapada por Montevideo.

Si bien hoy se desempeña como comunicador y da clases de periodismo deportivo, nunca dejará de sentir que tiene los cortos y los botines puestos. Tal vez esa identificación con una profesión que concibe como "una persecución de sueños" sea parte del secreto para el éxito de su programa. O al menos la forma de entenderlo y vivirlo, que genera un ambiente siempre ameno con los protagonistas.

"En la nueva temporada de Simplemente Fútbol cumpliremos 25 años y estoy muy feliz por eso. A veces pueden pensar que no soy modesto, pero soy realista; no hay en el mundo futbolístico un programa que haya tenido y que tenga los personajes que yo tengo. Lo que encontrás de bueno es que nadie te dice que no. Todos participan del programa. La idea es salir en enero y febrero a Europa para traer jugadores nuevos y otros que ya estuvieron", comentó con visible entusiasmo.

La complicidad con sus pares


"Los jugadores saben que vamos a hablar de fútbol y que yo los voy a homenajear. A muchos chicos que empiezan en el periodismo les digo que el jugador está para homenajearlo. A los chicos los mando al vestuario del que ganó, no al del equipo que perdió, porque ese va a contestar mal. Al que perdió espero para hablarle el martes, porque va a poder hablar más. El día del partido hay que hablar con el que ganó porque está contento", cuenta, sabiendo mejor que nadie cuál es el sabor de la derrota en los momentos en que las pulsaciones están por las nubes.

Junto a Jorge Bermúdez y Miguel Simón en una transmisión de la Champions League para ESPN.

Wolff admite que "hay un poquito de eso" cuando se le consulta por la ventaja de haber sido un futbolista profesional para generar complicidad con los protagonistas de hoy. "También te ayudan otros. Cuando me tocó ir al Inter el primer día que entrenaba Ronaldo, yo había arreglado con Zanetti y Simeone que llegaba y me metían al lugar donde estaban los jugadores. Les hacía notas a ellos, a Vieri y a un montón. Entonces vinieron el Pupi y el Cholo y me trajeron a Ronaldo, y le dijeron: ‘él jugó en el Real Madrid, ganó dos títulos y vos no ganaste nada'. Nos reímos y me dijo que había ganado una Copa del Rey. Con eso ya se hizo un conocido para mí y hablamos varias veces más cuando fue al Real Madrid. Es verdad que ayuda el hecho de que saben que vamos a hablar de cosas favorables, y no destructivas, y que podemos conversar de fútbol", admite.

A modo de ejemplo, cuenta que se junta con Juan Román Riquelme cada vez que puede pese a que "en Argentina resulta muy difícil hablar con Román". "Hace poco hicimos un programa especial, y el día que él iba a decir que se retiraba llamó antes a ESPN y pidió que fuera yo. Esas cosas las valoro enormemente, y me pasa también con varios uruguayos como Lugano, Godín, Diego Forlán o el maestro Tabárez. Me siento con ellos y no es un programa, sino una charla", explicó.

Los uruguayos: "viven su camiseta de una manera especial"

"Me saco el sombrero con los uruguayos. Tengo grandes amigos, y muchos a los que veo poco pero que disfruto cada vez que los veo. Lo quiero mucho al maestro Tabárez, él lo sabe y nos hemos encontrado miles de veces. Quiero tener una charla con él, con Diego Forlán, con varios", comentó Quique, quien destacó el compromiso de los integrantes de la Celeste para con su casaca.

Wolff remarcó "la importancia de tener un capitán como Lugano, y ahora otro como Godín. Siempre hay alguno". "Uruguay vive su camiseta de una manera especial. Estuve con Lugano en Málaga y en ese momento la cosa estaba complicada en la Eliminatoria para el Mundial de Brasil. Me decía: ‘Ya los estoy llamando a todos. Tenemos que meternos a pensar en la camiseta'. Eso me parece increíble, genial, maravilloso", expresó.

Quique Wolff y "la caprichosa" en su estudio de Simplemente Fútbol

"Luis Suárez es un delantero temible. El mejor nueve del mundo"



Y hablando de charrúas, era imposible no detenerse en Luis Suárez, quien para él es "el mejor centrodelantero que hay en el mundo en este momento". "Es un delantero temible. Ahora encima ha crecido en su juego porque ya no se siente tan solo para jugar arriba, pero antes solo se las arreglaba muy bien. Hoy tiene a Messi y a Neymar, y entre los tres generan miles de cosas. No me gustaría ser un central que tuviera que marcarlo. En el área es letal; es frío, sabe lo que hace, sabe lo que busca, tiene una gran capacidad y es un jugador de lujo", opinó.

Claro que, pese a ser el mejor en su puesto, el 9 del Barcelona tiene defectos que no escapan a los ojos de un hombre que analiza con la propiedad que le dio la cancha. "Si uno tiene que encontrarle una manchita es que a veces exagera en los golpes y se tira al suelo. Uno piensa: ‘salite de eso, ¡si te sobra fútbol para jugar!' Creo que es parte de una maduración. Tiene que hacer su camino. Fue muy malamente castigado por la FIFA en el Mundial. Recibió un tratamiento absurdo que no se puede hacer con una persona que no hace otra cosa que jugar al fútbol y me dolió mucho. Tal vez le sirvió para seguir su camino", señaló.

Messi y las críticas injustas

Así como el apoyo a Suárez en Uruguay es casi unánime, en Argentina el panorama es bien diferente con Messi, a quien se le sigue cargando la pesada mochila de una selección que lleva 22 años sin títulos a nivel mayor. "A la gente la perdono porque es hincha. Me duele mucho más que el periodismo haya dicho las cosas que dijo de Messi, por ejemplo, cuando Messi ganó una medalla olímpica y un Mundial juvenil, y fue subcampeón de un Mundial y dos Copas Américas", explicó.

"Dicen que no ganó nada. No podés discutir ese tipo de cosas. No es que no haya querido ser campeón. Él más que nadie quiere ganar todo. A la gente la entiendo, pero que un periodista diga cosas fuera de lugar de Lio cuando después lo van a buscar para entrevistarlo... es el mejor jugador del mundo y va a ganar su quinto Balón de Oro. Atacarlo diciendo que no ganó nada es para responder: ‘flaco, de esto no entendés'", comentó.

Ese tipo de críticas juegan su partido aparte en el fútbol y pueden generan relaciones de amor-odio entre futbolistas y la prensa, aunque Quique tiene una visión distinta y más conciliadora. "Cuando jugaba, el periodista que peor me trataba era al que yo mejor trataba. Había un momento en que se acababa esa historia, y a veces ponía que jugaba bien aun cuando había jugado mal, pero el jugador es el primero en saber si jugó bien o mal", recordó.

"El jugador tiene que entender que el periodista debe dar noticias, pero tiene que dar noticias ciertas. A veces por sensacionalismo se dicen cosas que duelen. Yo soy periodista de fútbol porque hay jugadores de fútbol, entonces debo tener un respeto por el protagonista. Cuando hay respeto es fácil la relación con el futbolista. Cuando empecé había jugadores que habían jugado conmigo, y por ahí les podía doler que dijera que habían jugado mal. Con algunos he hablado y siempre quedó claro", señaló Wolff, quien durante su carrera profesional nunca imaginó terminar del otro lado del micrófono.

Del jugador al periodista

"En Madrid había un periodista argentino, Esteban Peikovich, que me decía que tenía que hacer periodismo deportivo porque no le tenía miedo a las cámaras y hablaba sin ningún tipo de problemas. Yo no le daba importancia porque creía que iba a jugar 20 años más, pero me retiré joven. Volví a la Argentina después de Real Madrid (1977-79) porque quería jugar el Mundial de 1982. Pese a ser jugador del Real Madrid no había jugado el Mundial de 1978 con Menotti, que me había ido a buscar y después nunca me dijo por qué no me llevó. Para jugar por mi selección tenía que jugar en mi país, al revés que ahora", recordó.

Jugó con Maradona y contra Pelé, Cruyff y Beckenbauer.

Volví a Argentinos Juniors, donde jugué tres meses con Maradona, pero yo venía de un club perfecto y en Argentinos empecé a ver que los hinchas entraban al vestuario, que había un técnico que compraba y vendía jugadores y que los dirigentes no pagaban. Entonces dije: ‘esto no lo tolero', y dejé de jugar al fútbol. Y si no lo toleraba para jugar, tampoco lo iba a tolerar para dirigir. Estuve un año y medio sin jugar y me fueron a buscar de Tigre porque yo nací en Victoria, pero jugué unos partidos nomás. Ya me había retirado y veía que no estaba, y recién como tres años después empecé con el periodismo", narró.

Pese a ese final abrupto con apenas 31 años, después de haber pasado por Racing (1967-72), River Plate (1973-74), Las Palmas (1974-77), Real Madrid (1977-79), Argentinos Juniors (1979) y Tigre (1981), le cuesta elegir un momento en su trayectoria porque pudo "disfrutar todos los días". "La carrera de futbolista se trata de perseguir sueños. Cuando esos sueños se hacían realidad, te hacías fuerte. Soñaba jugar en Racing y me tocó, después soñé con la selección y jugué un Mundial, y después del Mundial me fui a Las Palmas de Gran Canaria, que peleaba por no descender. Cuando llegué me preguntaron a qué iba y les dije que quería jugar en el Barcelona o el Real Madrid. Me miraban como diciendo ‘este está loco', pero al segundo año el Barça me quiso comprar y al tercero me fui al Real Madrid. Eran mis sueños. Quería jugar en el Macaraná, en Wembley, en el Bernabéu y el San Siro, y jugué en tres. Sólo me faltó San Siro", recordó Wolff, quien sigue viviendo el fútbol como cuando lo jugaba.

Montevideo Portal l José Luis Calvete - @joselocalvete