Bolivia dio la sorpresa de la octava fecha de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026 al vencer a Chile 2-1 en Santiago. No ganaba de visitante desde 1993, cuando goleó a Venezuela 7-1. Pasaron 67 partidos, por lo que es un resultado histórico que hoy lo pone séptimo, en zona de repechaje, con nueve puntos. La Roja marcha penúltima con cinco.

El combinado verde empezó replegado, como era de esperarse, y cediéndole la posesión a un rival con escasa profundidad y desdoble. La apuesta visitante fue salir rápido de contragolpe, y por esa vía llegó el 0-1 a los 13’, cuando Roberto Fernández picó por izquierda y desbordó en modo de asistencia para Carmelo Algarañaz, quien definió de zurda en el borde del área chica.

El impacto fue grande en el estadio Nacional de Santiago, donde seis minutos después estuvo cerca del 0-2 el conjunto dirigido por Óscar Villegas con la misma fórmula. Fernández centró desde la izquierda para Algarañaz, que estaba solo, y Paulo Díaz despejó de cabeza, muy cerca del autogol.

El cuadro dirigido por Ricardo Gareca se mostró ansioso, impreciso y apurado, en medio del murmullo que bajaba de las tribunas y hacía sentir la presión. El juego era inversamente proporcional al nerviosismo a esa altura de la tarde, lo que se traducía en pases errados y pelotas perdidas.

A los 34’ el entrenador de la Roja sacó al delantero Ben Brereton para poner al volante Vicente Pizarro, en una decisión 100% táctica y que llamó la atención. Poco después estuvo cerca de igualar el lateral Gabriel Suazo con un zurdazo cruzado que se perdió afuera tras una pared con Eduardo Vargas, en la primera jugada clara del local.

A los 39’ cayó el 1-1 en una jugada curiosa que generó malestar en Bolivia y un tumulto entre los futbolistas. Marcelo Suárez le pasó la pelota atrás al arquero Carlos Lampe, quien tras controlarla se cayó y quedó lesionado. Eduardo Vargas, que había ido a presionar, le robó la pelota y anotó. De inmediato el guardameta pidió el cambio y salió en camilla.

Duró muy poco la alegría local. A los 46’ del primer tiempo, que se jugó hasta los 53’, volvió a ponerse en ventaja el combinado del altiplano. Fernández volvió a escapar por izquierda, donde aprovechó la ventaja de velocidad sobre Mauricio Isla, y centró por bajo para la llegada de Miguel Terceros, quien facturó de zurda.

Poco después estuvo cerca de igualar Chile, en la última situación clara antes del descanso, mediante un cabezazo de Vicente Pizarro que pegó en el ángulo. Fue el vaticinio de lo que sería un segundo tiempo jugado completamente en campo visitante, donde el combinado verde se abroqueló con sus 11 hombres y sin siquiera contragolpear.

Chile avisó con un cabezazo de Vargas apenas desviado a los 48’, merodeó el área boliviana y machacó con insistencia. Otro golpe de cabeza, de Matías Catalán, estuvo cerca de darle la igualdad al conjunto local, pero se lució el arquero Guillermo Viscarra a los 71’.

Bolivia hizo tiempo, enfrió el partido y neutralizó a los trasandinos, que volvieron a evidenciar las mismas limitaciones ofensivas que exhibieron en la Copa América de Estados Unidos, donde se despidieron del certamen sin convertir un gol. Pese a jugar prácticamente adentro del área rival, no pudieron romper la resistencia de los bolivianos.