Racing vive un buen momento en el torneo Clausura, donde suma tres triunfos al hilo, el último este sábado ante Cerro Largo por 1-0 y además ya aseguró la permanencia en primera división.
Este crecimiento se debe en gran parte a su entrenador, Eduardo Espinel, que le cambió la cara al equipo de Sayago y que vivió un momento muy especial en el Roberto.
Un niño, sobre los hombros de su padre y apostado en la tribuna, llamó al entrenador para hacerle un pedido: “Dale Eduardo, quiero una copa”.
Eso desató la risa del DT que lejos de achicarse le respondió: “Yo también quiero una copa, pero cuesta, cuesta. Vamos a hacer lo posible, vamos a hacer lo posible, vamos a trabajar para eso”.