El conmovedor mensaje del hijo de Héctor da Cunha a 18 años del asesinato de su padre

Damián da Cunha es hincha de Cerro, tiene 30 años y lleva 18 sin su padre. El 11 de marzo de 2006, después de un partido entre el club de su corazón y Peñarol, un grupo de hinchas carboneros asesinó frente a sus ojos y a los de su madre a Héctor da Cunha por el simple hecho de vestir una camiseta de Cerro mientras esperaba un ómnibus.  

Aquel niño creció con el apoyo de su madre y ayuda psicológica para superar un recuerdo que aún vive, pero, según contó al programa 100% deporte de Sport 890, ya no lo atormenta. Hoy se encuentra en Nueva Zelanda hace ya un par de años y desde allí vio el partido del pasado sábado en el Campeón del Siglo, donde los aurinegros se impusieron 3-0 a los albicelestes.

“Me puse a ver el partido y escuchaba el relato y el sonido ambiente, con una canción muy conocida de la hinchada de Peñarol aludiendo al asesinato de mi padre. Es algo con lo que convivo desde que voy al estadio. Se me revolvió todo y me largué a llorar, cosa que no me pasa nunca. Puedo hablar de esto perfectamente, pero me pegó así”, contó.

“En ese momento hizo un gol Peñarol y en medio del festejo la gente se puso a cantar esa canción con más fuerza, por la excitación de ese gol. Y yo no lo podía creer. Ya lo he vivido estando en la cancha, que es peor. No es nada nuevo para mí, pero no quiere decir que me haya dejado de doler. Me duele muchísimo”, expresó.

Damián estuvo un año sin ir a la cancha tras el triste episodio, pero dijo que “necesitaba volver a ir para reconectar” y desde entonces nunca dejó de seguir a Cerro, aún a la distancia desde Oceanía. No obstante, el recuerdo de su padre, “una persona muy solidaria y muy querida por todos los que lo conocieron”, sigue vigente.

“Es algo que no voy a superar nunca. Me adapté a eso y salió bastante bien”, señaló, y fue claro al marcar su principal indignación con quienes festejan asesinatos en forma de canciones: “Me duele la falta de empatía. La gente no sabe lo que hay detrás ni se pone en el lugar del otro. Se nubla por el fanatismo y por la masa, y repiten como loros”.

“No se dan cuenta de que, festejando algo muy grave, del otro lado hay una gran cantidad de personas que han sufrido por eso”, dijo, y lamentó que “hay mucha gente que se comió el garrón de cruzarse con gente que va a festejar que un ser querido fue asesinado”. “No tengo esperanza en que esto se erradique”, añadió.

No obstante, tras una publicación en Instagram respecto a sus sentimientos y al hecho del pasado sábado, recibió “muchos mensajes positivos” de gente que “iba a la cancha y cantaba eso, y no sabía por qué lo hacía, y ahora dice que no lo va a cantar más”. “Con poder cambiar algunas cabezas, por pocas personas que sean, para mí ya es muchísimo”, valoró.

Consciente de que la violencia en el fútbol no es ajena a la hinchada de Cerro, contó que tiene más amigos de Peñarol y Nacional, y que jamás se le ocurriría pelearse “por un partido de fútbol o por un cuadro”. “De adolescente me crucé con personas que me iban a increpar por tener una camiseta de Cerro. Y yo pensaba: ‘¿Esto se vuelve a repetir?’ No lo podía creer. Pero sé lo que no quiero ser en la vida y tengo que dar el ejemplo de que se puede”, concluyó.