Un hecho lamentable y poco habitual en el fútbol europeo se dio en el derbi de Madrid, pocos minutos después de que Real Madrid abriera la cuenta en su visita al Atlético de Madrid en el estadio Metropolitano.
Eder Militao convirtió a los 64’ y el arquero merengue, el belga Thibaut Courtois, se dio vuelta a gritarle el tanto al sector más radical del cuadro colchonero. La respuesta llegó en forma de proyectiles en cuestión de segundos.
El juego se reanudó y por una cuestión de puntería el guardameta madridista no sufrió lesiones. Cuando los encendedores y otros objetos empezaron a caer sobre el césped en mayor número, el árbitro Mateo Busquets paró el partido y mandó a los equipos al vestuario.
El derbi quedó suspendido y estuvo 18 minutos parado. Desde la voz del estadio se anunció que si el comportamiento de la barra no cesaba, el partido se suspendería definitivamente. Entre los que hablaron con los hinchas para calmarlos estuvo José María Giménez.