“Nos levantamos de otra manera mirando el futuro. Después de los últimos dos partidos la sensación no era la misma, pero hay que tener los pies sobre la tierra. Fue un partido parejo y haberlo ganado nos genera otras expectativas y tranquilidad para seguir”, dijo Gregorio Pérez en la mañana posterior al triunfo de su Defensor Sporting sobre Peñarol.
“Hay que disfrutar el momento, pero la realidad es que ya estoy pensando en River. Hay que tratar de corregir errores que cometimos en el primer tiempo y trabajar sobre las virtudes y alternativas”, agregó el entrenador del equipo violeta en diálogo con el programa ‘100 % Deporte’ de Sport 890.
“Somos conscientes de que fuimos superados por Peñarol en los primeros 20 o 25 minutos, en los que hubo grandes intervenciones de Matías Castro. Después empezamos a emparejarlo. Ignacio Laquintana desbordó dos veces y por izquierda, y cuando entró Kevin Méndez le hicieron alguna falta y salimos de ese ahogo”, analizó.
“El primer tiempo terminó siendo bastante parejo, pero debíamos solucionar el daño que nos causaba David Terans a espalda de los volantes nuestros. Entendíamos que debíamos tener más la pelota porque salíamos y la perdíamos muy rápido, lo que nos hizo correr mucho más y descontrolados. No pasábamos bien la línea de la pelota y no transformábamos la figura para ser un equipo corto, sin dejar de reconocer las individualidades de Peñarol”, agregó.
“En el segundo tiempo pensamos que teníamos que darle más agresividad en la mitad del terreno y lo hicimos con Bruno Zuculini, que también tiene buen manejo de pelota. Y pusimos a Cristian Chávez, a quien veíamos progresando semana a semana, sobre todo en lo físico. Les dimos la oportunidad y el partido cambió. Más allá de recibir un gol, el equipo no bajó los brazos y pudo revertir la situación”, destacó sobre sus dirigidos.
En delación a Chávez, autor del segundo gol y figura excluyente en la etapa complementaria, recordó que “cuando llegó a Uruguay ingresó unos minutos contra Nacional, después tuvo una lesión y debió solucionar unas cosas familiares”. “Luego vino con su familia y empezó a entrenar de a poco. Sabía que si se ponía bien, cuando le tocara entrar iba a responder. En estas últimas dos semanas trabajó bien y estaba esperando su oportunidad”, ponderó.
Sobre el homenaje que le hizo Peñarol, dijo haber vivido “una sensación extraña para la que no se encuentra una palabra” desde el momento en que llegó al estadio Campeón del Siglo. “Cuando tuve ese reconocimiento se me pasaron por la mente muchas cosas que durante cinco oportunidades distintas pasé por el club; de las buenas y de las otras”, dijo.
“El cariño de la gente sé que ha sido recíproco y en los momentos difíciles estuvieron. Yo me tenía que enfocar en la responsabilidad que tenía dos o tres minutos después. Estoy agradecido y sé que no voy a ser el único ahí, pero hay que reconocer la iniciativa del presidente Ignacio Ruglio reconociendo a aquellos que han pasado por el club y han dejado un granito de arena. Fue un masaje al alma y me pone contento porque sé que mis hijos y mis nietos lo disfrutan”, concluyó.