La atleta uruguaya y tres veces olímpica, Déborah Rodríguez, este jueves debió terminar su entrenamiento antes de tiempo en la pista del Campus de Maldonado luego de recibir insultos racistas y ser agredida con botellas que le lanzaron desde las tribunas.
“Estaba haciendo regenerativo cuando me empezaron a gritar desde la tribuna”, contó Rodríguez a FútbolUy: “trate de calmarme y no responder, hacer como que no escuchaba”.
“Negra de mierda y la concha de tu madre”, fue uno de los primeros insultos que recibió y siguieron con “negra gallina como tu hermano (Ángel, ex futbolista de pasaje por Peñarol en 2016 y 2017), negra hija de puta”, hasta que la corredora no resistió más los agravios.
“Fui y les pregunte ¿soy negra y qué?” contó la corredora actual campeona sudamericana de los 800 metros llanos y máxima referente del deporte femenino de nuestro país, inmersa en un estado de nervios y angustia total.
Pero lejos de calmarse la situación, las personas además de insultar le empezaron a tirar cosas a la pista: “cayeron botellas y ahí me asusté mucho”.
Ante ello se acercó a un policía de la Guardia Republicana que estaba en las inmediaciones el cual le mencionó que lo mejor que podía hacer era retirarse del lugar: “con esos tipos no se puede razonar”.
Al frente
Déborah Rodríguez, al ser consultada sobre como analiza lo que pasó horas después de ese momento desagradable, contó: “mucha gente te dice que mejor es callarse, pero si lo hago, es defender a los que realizan estos insultos racistas y actos de discriminación”.
“Muchos piensan que no hay racismo en Uruguay, que no existe y eso es una mentira enorme, acá se discrimina”, expresó.
“Me insultaron gratis por ser negra, ¿con qué necesidad? ¿Qué hice yo para que me insultaran con ese odio?”, se preguntó más tarde: “el futbol refleja como está la sociedad, o sea, violentos, agresivos. Como tengo ganas, te insulto y agredo”.
“Llegue a casa llorando, angustiada. No estaba molestando a nadie, estaba entrenando”, dijo y que luego habló con su hermano Ángel (futbolista) que la ayudó a tranquilizarse y le explicó lo que viven ellos en las canchas: “la verdad que es admirable la resistencia que tienen a soportar toda clase de afrentas”.
“No me puedo callar, ni quiero”, finalizó diciendo Rodríguez que cerró: “hay que contar la verdad, ya que es clave para lograr cambiar”.