El movimiento "Black Live Matters" que surgió en Estados Unidos encontró un fuerte aliado en el deporte para difundir su mensaje en contra de la discriminación racista, algo que el miércoles tuvo otro punto alto cuando se suspendieron los partidos de playoffs de la NBA en protesta por el caso Jacob Blake.
Esto generó un efecto domino que se trasladó a la WNBA, MLS y el Masters 1.000 de Cincinnati en tenis entre otros, que se plegaron a paralizar sus actividades como forma de protesta por lo sucedido.
Déborah Rodríguez, múltiple medallista uruguaya de atletismo, fue consultada por FútbolUy sobre la situación que se generó a nivel mundial y reflexionó: "Es lamentable que pasen estas cosas, pero suceden y no somos ajenos. Estamos en una sociedad impregnada de flagelos como el racismo, clasismo, homofobia, xenofobia, etc".
Rodríguez, que momentáneamente está Uruguay a causa de la pandemia, pero que habitualmente está radicada en Philadelphia, donde entrena y se prepara para los desafíos deportivos, explicó: "En Estados Unidos es una realidad palpable y lo puedo decir con conocimiento de causa. Me ha pasado de ser discriminada por mi raza, además tengo amigos y colegas que han soportado otras clases de discriminación".
Sin pelos en la lengua
La atleta de 27 años de edad que representó a Uruguay en dos Juegos Olímpicos (Londres 2012 y Río de Janeiro 2016), bajó a tierra la situación al referirse a su país natal: "Quizás no es tan visible como en Estados Unidos, pero existe y lo he padecido. Es algo que entre todos tenemos que combatir y todo empieza por un principio muy importante que se llama empatía".
"Muchas veces a la discriminación aquí la llamamos bullying y este es un tema tan grave que lleva a que algunas personas opten por medidas extremas como el suicidio, no en vano tenemos una de las tasas más altas de Latinoamérica. Eso es una realidad que vivimos y de la cual mucha gente no quiere hablar", dijo con claridad.
"El factor discriminación hace que muchas personas utilicen este extremo para salir de esa situación de conmoción emocional. Es algo que tenemos que atacar de pleno y para eso necesitamos de todos", señaló.
Desde uno, hacia todos
Al ser consultada por sus experiencias personales, Déborah Rodríguez contó que le "sucedió de tener que transitar este tipo de experiencias desagradables". "Tuve la suerte de tener una familia que me inculcó ser orgullosa de lo que soy, de mis orígenes", destacó.
"En mi niñez sufrí muchísimo de ataques donde te dicen cosas como ‘negra de mierda' o ese tipo de cuestiones, algo que, al día de hoy, a veces, sigue pasando. Pero mis padres cumplieron un rol fundamental en mi educación, así que como decía, me siento orgullosa de mi etnia, quien soy, lo que soy, con mis defectos y virtudes, trabajando constantemente por ser mejor persona", expresó visiblemente emocionada.
"El cambio empieza de forma individual", agregó para ampliar: "Todos nos tenemos que replantear las cosas básicas, como las formas de expresarse, para impulsar un cambio mayor. En lo personal he aprendido muchísimo durante mi vida y sigo en constante crecimiento. Es fundamental pensar cómo se sentiría la otra persona con lo que uno dice".
"Muchas veces en la niñez captamos ciertas cosas que nos pueden condicionar para el resto de la vida y es súper importante poder empezar y trabajar en la educación desde allí", finalizó.