Giorgian de Arrascaeta es uno de los ídolos modernos de Flamengo, una de las instituciones más históricas del fútbol brasileño. En cinco años en el club ha ganado dos Copas Libertadores, dos Brasileirãos, dos Copas de Brasil, dos Supercopas, cuatro Recopas sudamericanas y cuatro campeonatos cariocas.
El uruguayo, de 30 años, concedió este viernes una extensa entrevista a Globo Esporte y en ella fue consultado sobre si tenía idea de la magnitud de todo lo logrado en el fútbol brasileño, a lo que se le pueden sumar las dos Copas de Brasil y el Campeonato Mineiro con Cruzeiro, y el nacido en Nuevo Berlín fue muy sincero.
“A veces, por las estadísticas y por lo que leo en internet, sé un poco, pero creo que la dimensión llegará cuando pasen los años, cuando ya no sea jugador y mi marca esté registrada en Brasil. Espero seguir logrando y creciendo con el equipo, ganando cosas importantes y copas en Flamengo. Ese es mi pensamiento. En unos años creo que el dinero bajará y sabré lo que logré en Brasil”, dijo.
Fue consultado sobre si en Uruguay se dimensiona lo que significa él en Brasil, y contestó: “Sinceramente, no lo creo; quizás un poco por el idioma. Uruguay, Argentina y otros países están un poco más aislados y no son tan grandes como el fútbol de aquí. Seguro que conocen a los equipos de la Libertadores, pero no cómo se vive aquí, el día a día, la hinchada, creo que no tienen la dimensión de todo esto”.
“Desde que llegué a Río de Janeiro, la afición me abrazó. Tanto es así que cuando no jugaba pedían que saliera al campo, en ningún momento dudaron de mi potencial. En el campo hago todo lo que puedo para ayudar a mis compañeros para ganar títulos importantes, pero fuera del campo sé que tengo una gran responsabilidad. Sé que soy imagen para muchos niños y conforme pasó el tiempo lo entendí mucho más”, señaló.
Su talento y la selección
Destacó que fue perfeccionando su posición en la cancha a un volante más creativo “por la intensidad del juego”. “Tuve que adaptarme a eso también. Trabajé con entrenadores que guardan más el balón para atacar espacios o con [Marcelo] Bielsa, que es muy intenso”, añadió el formado en Defensor Sporting.
“Él mismo [Bielsa] me dijo: “Riquelme no jugó conmigo y tú eres plenamente consciente de la calidad que tenía”. Pensé: “Si Riquelme no jugó con él, estoy en el horno’”, dijo entre risas, y agregó: “Pero empezamos a ver videos aquí en Flamengo y en la selección, y dijo que agarré el balón y seguí corriendo, por lo que me dijo: ‘No, hay que aumentar la velocidad’”.
Sobre el hecho de que no es titular indiscutible en Uruguay, algo inentendible para los brasileños, expresó: “Siempre trato de hacerlo lo mejor que puedo, pero a veces mis características no ayudan en la forma de jugar del equipo. Con [Óscar Washington] Tabárez y [Diego] Alonso recorríamos mucha distancia y teníamos poca posesión del balón. Mi cualidad es estar cerca del balón y hacer jugar a mis compañeros”.
“Esa es la diferencia entre el fútbol brasileño y la selección nacional, por eso no puedo hacer lo que hago en el partido del Flamengo con la selección. La intensidad que juega, la forma de jugar... Uruguay siempre ha sido un equipo más reactivo que creativo. Y no soy solo yo, otros jugadores en esa posición también tuvieron dificultades, a excepción de [Diego] Forlán, que jugó muy bien jugando de ‘10’. La mayoría de los jugadores que estaban ahí [en su posición] siempre tuvieron muchos problemas”, ahondó.
Lógicamente, se refirió también a lo sucedido meses atrás con las declaraciones de Luis Suárez sobre la forma de trabajar de Bielsa, sobre lo que comentó: “Siempre tuvimos entrenadores en la selección que fueron como un padre para nosotros, como Óscar Tabárez. Entonces encontramos un entrenador con una personalidad totalmente diferente y fue un poco impactante porque no estábamos acostumbrados a su forma de trabajar, a su personalidad”.
“Hicimos reuniones para hablar de ello y fue lo mejor posible. Como dijo Luis, pasaron cosas que hay que mejorar. Independientemente de quién esté ahí como jugador y como entrenador. Las últimas veces nos reunimos con él, hablamos de cosas que no eran como queríamos y lo escuchamos. Tenemos que saber entender quién está del otro lado, que es una persona criada en otro país, con otra cultura, otra personalidad, y entendemos mejor su lado [de Bielsa]. Gracias a Dios las cosas están mejorando”, expresó.
El “Mundo Peñarol” y las críticas
Su actuación contra Peñarol en los cuartos de final de la Copa Libertadores no fue la mejor y muchos hinchas del rubronegro utilizaron una foto suya con la camiseta aurinegra para atacarlo, sobre lo que detalló: “Soy hincha de Peñarol y lo apoyo mucho, pero independientemente del equipo que apoye, defiendo a una institución, a un club, y siempre daré lo mejor de mí. Podés jugar bien o mal. No hicimos buenos partidos y eso es parte de la vida, no siempre ganaremos”.
“Todo tiene límites. Por supuesto que estoy un poco molesto por todo esto. Desde que llegué aquí jugué con la rodilla lesionada durante más de un mes, viajé directamente desde la selección para jugar, nunca puse un “pero” a no estar presente. Intenté hacer todo lo que pude en el campo con el Flamengo y hay hinchas que no entienden todo esto. Es parte de la vida, tengo un concepto claro de quién soy y eso no cambia nada. Puede que esté un poco molesto, pero eso es parte de ello”, profundizó.
Con respecto al hecho de revelar de qué club es hincha, algo que no es común en Brasil y sí en Uruguay, apuntó: “En vacaciones ya me ponía la camiseta de Peñarol para jugar con mis amigos, y eso para nosotros es natural, pero eso no significa ir en contra del equipo en el que estás. Sería una falta de ética, de respeto a los compañeros y a la institución. Esto no me pasó a mí, estoy seguro de que a mis compañeros tampoco les pasó. Ahora que ganamos la Copa de Brasil, volvemos a ser las estrellas. Creo que a los aficionados brasileños les falta ese equilibrio. Tenemos que saber cómo lidiar con estas cosas”.
“Lo único pendiente en mi carrera es jugar en el club del que soy hincha, Peñarol, pero en la vida no se puede tener todo. Un día llamé a [Rodolfo] Landim para decirle: ‘Presidente, si tengo la oportunidad, quiero retirarme aquí en Flamengo’. Todavía soy muy joven, hay muchas cosas por hacer, pero la ciudad, el equipo tienen una conexión muy fuerte y cada vez que voy a Maracaná y me animo, digo: “¡Es una locura, tengo muchas ganas de jugar allí!”, reveló.
Y cerró hablando de la importancia de la terapia en su vida: “Me aconsejó mi esposa. Cuando volvimos a estar juntos, ella empezó y pensó que sería importante para mí. Al principio no sentí una gran diferencia, pero creo que es importante para todos. Empiezas a ver cosas simples desde una perspectiva completamente diferente cada día. Yo perdía un partido y quería quedarme dentro, en mi habitación, sin salir a ningún lado, como si la vida solo fuera buena cuando se gana, pero la vida no es eso. Tenemos que saber que ganar, perder o empatar es parte de ello”.
“La terapia me cambió para intentar dar lo mejor de mí en cada entrenamiento, en cada momento. Puede que funcione o no. Habrá momentos buenos o malos, pero lo más importante e imprescindible es hacer lo mejor que puedas para ver a las personas que tienes cerca. Yo era muy cerrado, a veces tenía un amigo con un problema y no podía preguntarle qué le pasaba. Entonces, estas son cosas que he cambiado mucho hoy en día. Los simples momentos de estar con mi esposa, mi perro, mi familia, antes eran superficiales y hoy los disfruto mucho”, agregó.
“La terapia también ha cambiado mucho mi personalidad. Estando en un club grande como Flamengo no es fácil llegar a ser uno de los líderes. Fue un poco difícil para un tipo cerrado que no hablaba mucho con la gente, que no hablaba con sus compañeros para motivarlos. Y hablé con mi psicóloga que necesitaba cambiar eso y saber expresar las cosas que siento. Hoy me siento mucho más preparado”, finalizó.