Países Bajos terminó la primera jornada de la serie de Grupo Mundial I de Copa Davis con ventaja de 2-0 ante Uruguay que parece muy complicada de remontar para los locales, que no cuentan con Pablo Cuevas, el mejor tenista de la última década y media.
Se trató de una jornada llena de matices. Comenzó con el debut “en serio” de Francisco Llanes, y culminó con clima caliente dentro de la cancha, con reproches y empujes tras la derrota de Martín Cuevas.
El debut soñado y no tanto
Francisco Llanes se encontró debutando en el equipo de Copa Davis con puntos en juego ante la circunstancia de la ausencia de Pablo Cuevas.
Para el junior celeste fue motivo de alegría, nervios y también una decisión casi inesperada.
“Ya de por sí era un partido duro para mí porque era la primera vez que jugaba abriendo la serie, con puntos que valían, porque en el partido anterior estaba todo liquidado. A eso había que sumarle que pensaba que me sucedería más adelante en mi carrera, pero fue ahora, entonces todo fue especial”, dijo el jugador sanducero.
“Me sentía preparado para esa responsabilidad de defender a Uruguay con tanto público, y me tocó hacerlo ante un tenista que viene haciendo un campañón y se notó la experiencia. Antes de entrar a la cancha no me imaginaba que el partido sería tan duro, pero ahí dentro no se veían huecos para atacarlo. Eso me hizo entrar en desesperación también porque veía que devolvía todos los puntos y se podía quedar ahí mil años jugando. Además, los nervios me jugaron un poco en contra al principio, pero me quedó con la satisfacción de que pude zafar un par de games en el segundo set”, explicó el juvenil celeste.
“Ahí logré salir de esa mala racha, él aflojó un poco, yo pude encontrar alguna forma de jugarle y hasta por un tema de orgullo no quería perder 60 60 porque sabía que estaba para dar un poco más”, agregó.
>Un final caliente
El partido de Martín Cuevas comenzó caliente. En el primer servicio del partido le cobraron foot fault (falta de pie en el servicio) y en la segunda pelota picó, según Bebu, cinco centímetros fuera y el mismo juez de línea no lo sancionó.
“Que linda bienvenida me das. ¿Sos holandés?”, le dijo el salteño a la pasada.
Fue el inicio de un clima que perturbó a uno y a otro tenista, ya que ese tipo de faltas se cobró varias veces, pero además de a poco la temperatura en la tribuna subió y desde el banco de Uruguay el aliento no se hacía esperar.
Nada que nunca hubiera sucedido en un partido de Copa Davis en Sudamérica. Silbidos, ruidos al sacar, etc. Cuestiones que, si bien, no son graves, tampoco hace a la gran deportividad europea, inundada de fair play también en el tenis.
Al final del partido, luego que Bebu extendiera hasta el tie break el segundo set, y por tanto la emoción y esperanza, Tallon Griekspoor alentó a la hinchada local cuando se iba de cancha a su silla, y en seguida Enrique Pérez Cassarino, capitán celeste, se acercó para calmar los ánimos.
En voz baja intercambiaron un diálogo que subió de tono cuando al cruzarse el tenista visitante con Martín Cuevas, el celeste le dio un empujón a la altura del pecho para sacárselo de encima.
Fueron segundos de revuelo con ingreso de jueces de silla y colaboradores a separar y calmar.
Sin embargo, era imposible no referirse a eso al final del encuentro, tanto con los tenistas como con el capitán holandés.
“El partido venía muy tranquilo, el público se había involucrado poco hasta ese momento del final, yo no lograba contagiar a los aficionados, pero en el tie break me gana el punto para ponerse 3-3 y me quedó mirando fijo unos segundos, y me llamó la atención, porque todo venía bien, sin problemas. Pero cuando terminó el encuentro vi que se quedó mirando al publico como soberbio, pidéndole más aliento. En ese momento Bebe Pérez le pidió que se fuera a su silla, y no se movió. Yo venía con las pulsaciones a mil después del partido, iba saliendo y él no se corría y lo empujé, pero fue eso. Una calentura del partido, algo que naturalmente no está bien”, explicó el salteño.
Griekspoor salió por la tangente al final del partido al referirse al tema, y sólo habló de que éste fue su primer triunfo tras tres derrotas defendiendo a su país, y a que sobre el final Martín había jugado un poco mejor y que él se sintió más tenso.
Quien sí se refirió al tema fue Paul Haarhuis, capitán de la visita.
“Yo entiendo la pasión de Copa Davis y uno sabe que habrá ruidos, molestias. Un poco todos lo hemos vivido. A mí me pareció mal que eso proviniera del grupo del banco de Uruguay, no del público. Entiendo que no es correcto que nosotros, los deportistas, hagamos eso. Si fueran mis jugadores, yo, como capitán, me doy vuelta y les digo que no lo hagan, que no corresponde”; indicó.
“Tal vez por una actitud como la de Martín Cuevas, en un torneo se tomarían medidas drásticas, pero acá no sé”, agregó.
Luego de reiterar que la molestia mayor tanto par él como para sus jugadores llegó desde la actitud del equipo uruguayo, Paul Haarhuis dijo que “sin Pablo Cuevas la serie es muy despareja. No es sorpresa que estemos 2-0, seguramente con él en cancha la historia hubiera sido diferente, y no sé si tendríamos ventaja al final del primer día.”