Uno de los dos integrantes del plantel mundialista de Los Teros que dio positivo de COVID-19 la semana pasada habló con FútbolUy sobre el proceso de la enfermedad en su cuerpo, la cuarentena a la que está sometido y la necesidad de generar conciencia en la sociedad. Pidió que su nombre no saliera a la luz y así se respetó desde este medio.
“Con mi novia fuimos al famoso casamiento (sábado 7) y seguimos haciendo vida normal hasta que el viernes 13 nos enteramos que a una de las personas que había ido al casamiento le dio positivo el examen de coronavirus (Carmela Hontou). Nosotros habíamos estado cerca de ella en la iglesia”, narró el rugbista, quien se aisló una vez tuvo conocimiento de la noticia aún sin saber si estaba contagiado.
“Apenas me enteré el viernes estando en el trabajo me vine para mi casa. A partir de ahí estamos encerrados. Nos hicieron el test y nos dio positivo. Yo casi no había tenido síntomas, salvo una tosecita seca. A mi novia, que vive conmigo, le había dolido un poco el cuerpo entre semana, pero nada que le impidiera seguir con su vida normal. Un dolor de espalda y de cuello pero al arrancar el día no pasaba nada. Nos dijeron que nos había dado positivo y estamos guardados. Más que esos síntomas no hemos tenido”, contó.
“Lo peligroso de esto es que esto sea asintomático. Si no nos daba positivo hubiéramos seguido nuestras vidas de forma normal. Yo, por ejemplo, trabajé hasta el viernes 13 y el martes 10 fui a entrenar. Después de saber todo esto, hablamos con el médico del club para que cerraran el club y están todos en cuarentena”, añadió, y reconoció haber temido por el hecho de que su padre haya ido también a la boda. “Le escribo todos los días para ver cómo sigue, pero por suerte no cayó”, valoró el integrante del seleccionado uruguayo de rugby.
“Lo más complicado es que la población de riesgo sean los veteranos. De hecho ahora hay una persona dentro de la edad de riesgo que es mánager y está un poco complicado”, lamentó el deportista, quien remarcó la importancia de “generar conciencia” en la gente para que no salga de sus casas. “Esto apareció, como muchos dicen mal, en cierto estrato social de gente que tiene acceso a una salud de mejor nivel, pero si se sigue propagando puede ser muy peligroso de verdad”, advirtió.
En lo personal, dice sentirse “bien” y ya “con ganas de entrenar”, por lo que hace junto a su pareja “algo de ejercicio medio casero en el apartamento”, de donde no ha salido ni a comprar alimentos. “¿La comida? Pedimos todo. Cuando viene el delivery, desde lejos le grito que para el pago se ponga guantes, le tiro la tarjeta y así vamos llevándola. Vienen hasta la puerta de casa y nos dejan el pedido. Más que de la puerta de casa no hemos salido”, concluyó.