El partido comenzó con Boca saliendo a buscar desde el inicio, arriesgando en ataque y presionando la salida rival, que trataba de pararse bien en la cancha y repeler las intentonas en ese arranque.
La primera del local llegó a los 9' con un balón parado que cayó en forma de centro al área y que derivó en Ramón Ábila cuyo disparo no tuvo precisión.
Los de Alfaro mordían en toda la cancha incomodando el juego de los millonarios, donde Palacios estaba controlado y Nacho Fernández no lograba ser claro.
Alguna corrida de Nicolás De La Cruz generó algo de alivio para los de Gallardo que no mostraban su habitual dominio en zona de volantes y sufría con cada pelota aérea.
Es más, a los 22' un centro de Mac Allister que los xeneizes pelearon en el área, terminó dentro del arco de Armani, pero una mano de Mas en la disputa, hizo que Sampaio lo anulara.
De allí en adelante el partido decayó en su intensidad, bajando las revoluciones los dos equipos, que luchaban mucho más de lo que lograban generar, algo que en definitiva era negocio para los visitantes que con el 2-0 del partido de ida se estaban metiendo en la final.
La más clara del local llegó a los 44' tras un córner, donde Enzo Pérez quiso despejar, pero la pelota se fue para su propia valla, obligando a Armani a extremar esfuerzos para despejar.
No le alcanzó
En el complemento Boca seguía insistiendo con pelotas al área, pero sin encontrar el puntillazo final, con Ramón Ábila controlado y Tévez sin poder desnivelar. Igualmente River no estaba cómodo, retrasado y sin poder hacer entrar en acción a sus delanteros.
Y a los 60' Alfaro decidió jugarse todas sus cartas con el ingreso de Mauro Zarate y Jan Carlos Hurtado, con la clara idea de tener mayor presencia ofensiva y acumulando delanteros.
El ex Vélez en la dos primeras que tocó probó con sendos remates de media distancia, ambos que encontraron a Armani bien parado para contener.
Al igual que en la primera parte los xeneizes con el correr de los minutos comenzaron a perder fuerzas y la contra rival era cada vez más peligrosa, más con el ingreso de Pratto por Borré.
Pero de una pelota quieta encontraron el gol de la apertura que le dio emoción al cierre del cotejo. El centro bien mandado, un cabezazo en el segundo palo y el ingresado Jan Hurtado en la línea tocó para mandarla a guardar y poner el 1-0 parcial a los 81'.
Esto dejaba vivo a los de Alfaro, que sabían que anotando uno más, forzarían la definición por penales para ver quien se quedaba con el pasaje a la final de la Libertadores.
De allí al cierre los de Núñez se dedicaron a controlar el juego, con un rival fundido físicamente que se jugaba las última balas, pero chocó con un Armani que se encargó de que el resultado quedara inámovible.
El pitazo de Wilton Sampaio selló el 1-0 de Boca que les dio un triunfo muy amargo, ya que no pudo revertir el 2-0 del Monumental y fue el millonario quien accedió a una nueva final de la Libertadores. Una historia repetida.