Minutos antes de empezar la final de la Copa Libertadores entre Palmeiras y Santos, Marinho desafió a una de las costumbres más sagradas que los futbolistas y entrenadores intentan respetar antes de cualquier partido en el que haya un título en juego.
Mientras muchos evitan cualquier tipo de contacto visual con el trofeo, el veloz y habilidoso extremo derecho del equipo peixe redobló la apuesta acercándose hasta el atril que sostiene al objeto más anhelado del continente y lo tocó, algo que para muchos es mufa.
No obstante, en la final de la Copa Libertadores de 2019 hubo otro brasileño que hizo lo mismo y mal no le fue. Gabigol, ariete del Flamengo, tocó la copa y un par de horas terminó besándola tras hacerle dos goles en el tramo final del partido a River Plate en Lima.
A poco de comenzado el partido de hoy, muchos pensaron en una posible maldición, considerando que Marinho quedó maltrecho tras un choque con Rony en su propia área. Tras recibir atención médica, pudo seguir jugando. Posteriormente, no pudo deshacerse de la marca de Matías Viña en todo el primer tiempo.