En el frío febrero de Grenoble (Francia) de 1968, se celebraron los X Juegos Olímpicos de Invierno. Fueron unos juegos especiales por varios motivos —especialmente políticos, con la participación de Alemania dividida en dos naciones—, pero una de las notas de color fue la aparición de Schuss, un esquiador con cabeza roja y traje azul, que a pesar de no ser oficializado por el Comité Olímpico Internacional quedó como insignia del evento.
Desde entonces, en cada edición de los Juegos Olímpicos se diseña una mascota que simbolice al lugar anfitrión, su gente y su cultura.
Para los próximos Juegos de Río 2016 ya hay mascota: se llama Vinicius y es una simpática mezcla de la fauna brasilera con elementos de la cultura pop y de los personajes de videojuegos. El origen de Vinicuis radica en la leyenda que cuenta que el 2 de octubre de 2009, día en que se anunció que Río sería sede de los Juegos Olímpicos, la alegría de los brasileros se contagió a la naturaleza y de esa energía nació Vinicus, que representa la diversidad de los animales del país.
Con Vinicius como embajador, Brasil quiere expandir en mensaje y los valores de los Juegos Olímpicos a todo el público presente.