Progreso se llevó un triunfazo 2-1 de su visita al siempre difícil River Plate y con cinco fechas por delante no sólo lidera el Torneo Clausura, sino que además se afianza en puestos de clasificación a la Copa Libertadores. Los darseneros, por su parte, están fuera de la zona de Copa Sudamericana.
El conjunto de Jorge Fossati asumió la iniciativa desde el comienzo, complicó con la velocidad del joven Matías Arezzo y tuvo más la pelota durante todo el primer tiempo. El de Leonel Rocco, por su parte, optó por replegarse con sus líneas bien juntas y apostó a un contragolpe que, antes del descanso, nunca llegó.
El score se abrió a los 34’, cuando Joaquín Piquerez ejecutó un tiro libre que atravesó la barrera y no encontró la mejor respuesta del arquero Nahuel Suárez. Luego bajó las revoluciones el dueño de casa, mientras que el cuadro de La Teja apenas se acercó con un córner que Agustín González ejecutó cerrado buscando el arco.
En el complemento salió con más ambición Progreso y rápidamente encontró réditos. A los 53’ empató el zaguero Emanuel Gularte de cabeza tras un centro desde la izquierda, que llegó después de un despeje en una jugada de córner. El equipo con el juego aéreo más fuerte del torneo hizo pesar su principal virtud otra vez.
Tras un error de los gauchos en la salida se lo perdió Maximiliano Calzada con un disparo que se fue alto a los 58’, y un minuto después respondió el conjunto visitante con un potente remate de Agustín González que obligó a Gastón Olveira a hacer una sensacional atajada.
Después de esa gran tapada del meta darsenero, Progreso pasó a ser superior y con su arma predilecta buscó hasta que encontró la remontada. Luego de otro córner que fue despejado por los locales, Viega volvió a meter el balón en el área desde la derecha y Rosso conectó a la red entrando solo por el segundo palo a los 72’.
El tramo final fue un suplicio para el cuadro de La Teja, que con uñas y dientes defendió la ventaja con todos sus hombres metidos en su campo y abrochó un triunfo que emociona e ilusiona a todo un barrio. Con cinco partidos por delante, incluyendo los dos antes los grandes en el Paladino, manda y sueña.