“El partido pasó por las pérdidas de balones que ocasionaron transiciones rápidas hacia nuestro arco. Los tres goles vinieron de pérdidas, y frente a un rival con volantes y delanteros tan rápidos y precisos, esos errores de sincronización en el medio del campo te castigan mucho”, dijo Eduardo Berizzo, entrenador de la selección chilena, luego del 3-1 sufrido en su visita a Uruguay.
“Hasta el primer gol presionamos bien por el centro del campo. Queríamos taparle las bandas a un equipo muy rápido por bandas. Por eso Ben Brereton y Alexander Aravena jugaron abiertos. La presión sucedió bien hasta un desajuste en el medio del campo, donde una pérdida de balón nos costó un gol”, agregó el director técnico argentino.
“Mientras estuvimos ajustados y precisos con la presión, no les hicimos el daño que sí nos hicieron ellos cuando perdimos el balón”, analizó, y dijo que el plan era “no dejar elaborar con libertad” a Uruguay para que “su mediocampo no jugara cómodo”. “Cuando pudimos hacer eso, durante 35 minutos del primer tiempo, nos sentimos mejor. Cuando el mediocampo rival pudo, por pérdidas nuestras o por funcionamiento propio, hacer correr a su centrodelantero, sufrimos”, reconoció.
“Valoro la reacción del equipo, que aún en dificultad siempre intentó sobreponerse y generar peligro. El equipo intentó reaccionar ante un rival que nos castigó ante cada pérdida de balón que tuvimos”, sostuvo, e insistió en el concepto al decir que su defensa jugó “un partido incómodo, como cuando te atacan en transición”, y “tuvo que correr hacia su arco ante gente veloz”, por lo que padeció los “errores colectivos”.
“Dentro del resultado, enfrentamos a un equipo que nos obligó a una gran exigencia y me quedo con la sensación de que crecemos en la adversidad. Puede resultar contradictorio perder y llevarse cosas positivas, pero siempre encuentro alguna actuación, el funcionamiento, la rebeldía y el carácter para seguir corriendo ante un mediocampo muy rápido”, analizó.