Por el grupo H, París Saint-Germain y Benfica se neutralizaron en el Parque de los Príncipes, en un partido plano que se resolvió con dos penales y en el que todas las miradas estuvieron pendientes de Kylian Mbappé después de que se filtrara que quiere abandonar el club de la capital francesa.
Tras la derrota de la Juventus ante el Maccabi, la victoria colocaba en octavos de final al que ganara el partido, pero ninguno de los dos fue capaz de hacerlo, aunque ambos están en una posición envidiable para conseguirlo en las dos jornadas que restan.
El duelo, carente de volumen, se resolvió con un gol de Mbappé y otro de Joao Mario, ambos de penal, ante el escaso número de ocasiones que tuvieron. Sin Lionel Messi por lesión, el hombre más en forma del inicio de temporada en el PSG, Mbappé aprovechó para ocupar más terreno, para sentirse más desatado, una libertad que ha reclamado.
El partido no brillaba y ninguno de los dos contrincantes lograba imponer su ritmo, lo que abocaba al aburrimiento roto solo por alguna incursión momentánea. En una de ellas, en el 38, Juan Bernat llegó hasta el fondo del área y Antonio Silva lo derribó de forma evidente. Penal que Mbappé transformó para convertirse en el máximo anotador de la historia del PSG en Champions por delante del uruguayo Edinson Cavani.
Los lisboetas trataron de dar más intensidad al partido, controlaron el balón mientras el PSG se conformaba con detener la ofensiva. El empate llegó en una jugada anodina en la que Verratti pisó en el área a Rafa Silva, algo que pasó inadvertido para el árbitro, pero no al VAR, que tras verificación del árbitro, señaló la pena máxima, que transformó Joao Mario.
Impotente, el PSG aprovechó el tiempo para saldar alguna cuenta. Mbappé se echó a la banda izquierda de forma evidente, lo que arreglaba la mitad de sus quejas, porque dejó de ser pivote, pero todavía no se ha ganado el derecho a jugar por su deseada izquierda.
Las aceleraciones del atacante siguieron siendo el principal atractivo del duelo, pero la defensa portuguesa siguió sólida, dura con el francés y con Neymar, que trató de romper por el otro lado.
Al contragolpe Drexler dispuso de la mejor ocasión lisboeta, pero el tramo final fue del PSG, que apretó en busca de la victoria. Mbappé marcó en fuera de juego y dio esperanzas a la grada. El francés, el hombre que más dio que hablar en el partido, salió en el 90, sin que el público diera un veredicto claro sobre su figura.
Por el grupo G, el Sevilla y el Borussia Dortmund empataron 1-1, un resultado que deja al equipo español con un pie fuera de la Champions tras un partido en el que tuvo buenos momentos.
El Sevilla tuvo el mejor comienzo, controló el partido durante buena parte del primer tiempo y se puso con ventaja en el minuto 18 con un remate de cabeza de Tanguy Nianzou aprovechando un lanzamiento de falta de Ivan Rakitic desde la izquierda.
Hasta ese momento, el Sevilla le había permitido poco al Dortmund y había tenido una buena ocasión en los pies de Rakitic a centro de Jesús Navas en el minuto 12. La única situación digna de mención en el área del Sevilla no se produjo hasta el minuto 25, cuando, tras un pase algo impreciso de Bono, Adeyemi le robó la pelota a Marcao, pero falló en el centro que buscaba a Anthony Modeste, que estaba completamente solo.
El Dortmund empezó a sacudirse un poco del dominio del Sevilla y en el minuto 32 una jugada de contragolpe de Julian Brandt generó cierta zozobra a la defensa sevillista, aunque Donyiell Malen no logró controlar y el balón llegó sin problemas a Bono.
El empate llegó en el 35 por medio de Jude Bellingham en una jugada que inició él mismo con un pase a Thomas Meunier desde la media luna al lado derecho del área. Meunier lanzó un centro al área chica y el propio Bellingham definió con la pierna derecha.
En el minuto 41, Bellingham tuvo otra ocasión con un remate desde la media luna a centro de Brandy que se fue desviado. En la segunda parte el Dortmund salió mucho más activo, mejoró en ataque con la entrada de Raphael Guerreiro por Tom Rothe y tuvo una fase en la que hizo sufrir algo al Sevilla con la presión alta.
No obstante, la mejor ocasión la tuvo el Sevilla en los pies de Erik Lamela, en el minuto 68, cuando remató contra el cuerpo del meta Gregor Kobel dentro del área pequeña tras un saque de esquina.
La mejor llegada del Dortmund se produjo en el minuto 79 con un cabezazo desviado de Mats Hummels tras otro córner.