Bayer Múnich le dio una clase de fútbol práctico y efectivo al Barcelona al que derrotó por 8-2 por cuartos de final de la Liga de Campeones en Lisboa y se metió en semifinales con una faena histórica.
Thomas Müller a los 3' comenzó a demostrar al falencias defensivas del equipo culé, que se encontró con la igualdad casi sin quererlo con un tanto en contra de Alaba.
A los 9', Suárez falló un mano a mano y en el 10 un centro de Messi no lo remató nadie y la pelota se estrelló contra el palo derecho de Neuer.
Pero allí los alemanes fueron implacables y con una presión insoportable sobre la salida del rival fueron sumando festejos, esta vez por parte de Ivan Perišic, Serge Gnabry y el propio Muller nuevamente, en una paliza sin atenuantes.
Un disparo de Suárez que tapó Neuer al final del primer tiempo selló el 4-1 con que se fueron al descanso, en una demostración inolvidable de los teutones.
Paseo inolvidable
En el complemento los blaugranas intentaron reaccionar, apostaro Quque Setién al ingreso de Antoine Griezmann y tuvieron algunos minutos que encendieron la ilusión.
Esto se potenció tras un golazo de Luis Suárez que recibió, enganchó y definió con precisión para vencer al guradameta alemán y poner el descuento 2-4.
Pero esta pequeña ilusión se desarmó totalmente cuando el Bayern volvió a encender los motores y tras una jugada excepcional de Alphonso Davies por izquierda terminó en un pase medido a Kimmich que definió en el área chica para el 5-2.
Pero la fiesta continuó hasta el final y Robert Lewandowskino podía estar ausente y de cabeza marcó el sexto ante la desesperación culé que estaba absolutamente perdido en cancha.
El golpe final al juego se lo dio un ex barcelonista, Philippe Coutinho, que ingresó desde el banco para marcar un doblete que selló el triunfo por 8-2, histórico, inolvidable y un golpe directo al ego de un conjunto que fue bailado en Portugal.
Triunfo inobjetable con una demostración futbolística inmensa del Bayern Múnich que avanzó a las semifinales de la Champions League y tristísima despedida de un Barcelona que tuvo una temporada para el olvido.