El emir de Catar, el jeque Tamim Al Thani, aseguró este viernes que el país del Golfo es "muy acogedor" y da la bienvenida a todos los turistas que acudan al Mundial, aunque les animó a "respetar" la cultura local.
Catar organiza el Mundial de Fútbol en noviembre y diciembre y ha sido objeto de numerosas críticas relacionadas con los derechos del colectivo LGTBI, de las mujeres, y de los trabajadores extranjeros que conforman la mayor parte de la mano de obra en el país del Golfo.
"Todos son bienvenidos en Doha, no le impedimos la entrada a nadie por tener un trasfondo diferente o creencias diferentes", afirmó el emir en Berlín, ante la pregunta de un periodista que le preguntó por las parejas del mismo sexo que quisieran acudir al torneo.
"Todos vivimos en el mismo planeta, aunque tengamos diferentes culturas," declaró Al Thani, que subrayó que el Mundial es una "gran oportunidad" para que turistas de todo el mundo acudan a conocer el país del Golfo.
No obstante, remarcó que espera también que los aficionados "respeten nuestra cultura".
El canciller alemán, Olaf Scholz, que se reunió con Al Thani para cerrar un acuerdo para la importación de gas natural licuado (GNL), señaló por su parte que las cuestiones de "derechos civiles y ciudadanos" habían sido parte de las conversaciones entre ambos jefes de Estado.
Afirmó que en lo relativo a los derechos laborales, Catar ha implantado un salario mínimo y se han producido "cambios legales" que han mejorado las condiciones de los trabajadores.
No obstante, recalcó, "siempre hay espacio para la mejora" y aseguró que la cuestión seguirá formando parte de los contactos con el Gobierno de Doha.
Colectivos LGTBI habían pedido a la FIFA que el país del Golfo no organizara la competición futbolística después de que el director general del Mundial Catar 2022 afirmase que las parejas del mismo sexo no deben sentirse "inseguras", pero las instó a evitar las muestras de afecto en público.
La semana pasada, una investigación realizada por varias cadenas de televisión escandinavas reveló que varios hoteles cataríes se negaban a alquilar habitaciones a parejas LGTBI, mientras que otros estaban dispuestos a hacerlo mientras ocultasen su orientación sexual.
La homosexualidad está penada en Catar con hasta tres años de cárcel y en teoría puede sancionarse con la pena de muerte en caso de que se trate de musulmanes, aunque en la práctica ésta última no se ha aplicado.