Dos hechos curiosos y similares se dieron este fin de semana con futbolistas que ya se despidieron de la Copa del Mundo en la fase de grupos y que, en lugar de retornar a sus clubes, se tomaron unos días de licencia.
André Onana, arquero camerunés del Inter de Milán que abandonó la concentración de su selección antes del segundo partido por diferencias sobre su estilo de juego con el entrenador Rigobert Song, volvió a Yaoundé y jugó un picado en una cancha de tierra.
Lo mismo hizo Moisés Caicedo, mediocampista del Brighton que disputó los tres cotejos de la selección ecuatoriana y que marcó el gol del empate en lo que fue derrota 2-1 a manos de Senegal.
Al jugador de 21 años formado en Independiente del Valle se lo vio peloteando en la canchita de su infancia en la ciudad de Santo Domingo, a 151 kilómetros de Quito.