El partido comenzó con el dominio de los rioplatenses que buscaban por las bandas y desde allí llegó la primera clara con un desborde de Di María, centro y un despeje a medias de la defensa que terminó con un remate de Messi para que?Al Owais contuviera.
Y a los 7' apareció el VAR en acción, con una decisión polémica tras un agarrón en el área de?Saud Abdulhamid?sobre Leandro Paredes, que se dejó caer en el área. Desde el videoarbitraje alertaron al árbitro esloveno de la situación, quien lo fue a chequear y confirmó la pena máxima.
Messi, como no podía ser de otra manera, tomó la responsabilidad y definió con calidad para el 1-0 a los 10' que dotó de suma tranquilidad a los albicelestes.
El partido estaba bajo su control, con un mediocampo dominante con De Paul a la cabeza y un equipo árabe que se defendía para no recibir goles y por ende no pisaba el área rival.
Sobre los 23', Lionel Messi anotaba el segundo tras un pique al vacío, pero el VAR se encargó de anular la acción por otro fuera de juego tecnológico. Y cinco minutos después, lo mismo: un pase de Papu Gómez para la corrida de Lautaro Martínez que infló las redes y, por una posición milimétrica, el VAR lo volvió a desestimar.
El tema es que en la cancha el tiempo pasaba y si bien los verdes, más allá de alguna pelota quieta, no se arrimaban, los de Scaloni se incomodaron por no poder marcar el predominio en el resultado.
De allí al cierre de esa primera etapa nada cambió, y el primer tiempo se cerró con un 10 para Argentina, corto y peligroso para el complemento.
El segundo tiempo comenzó con un apagón de los sudamericanos y un crecimiento árabe que cuando atacó a una defensa endeble se fue con una sonrisa en el rostro.
A los 48' llegó el inesperado empate, cuando Khalid Saleh Al Sheri le ganó en velocidad a un defensa y definió cruzado para colocar el 1-1 en el trámite.
Sorpresa total en Lusail que se terminaría de concretar algunos instantes después, cuando en otra acción a fondo apareció el segundo para revertir el score. Y fue con un golazo.
Una "bocha" que no logró sacar el fondo argento y que Salem Al Dawsari recepcionó para maniobrar, enganchar y sacar un tremendo zapatazo, terminó haciendo estéril el vuelo de Dibu Martínez y desató la locura verde en Catar.
Dos "pepinos" y nerviosismo absoluto para los de Messi que tenían que salir a buscar con todo y la presión de un momento que jamás esperaron se iba a concretar. Scaloni mandó variantes, como el ingreso de Julián Álvarez, Enzo Fernández y el Toro Acuña, todo para apostar.
Lo cierto es que generaron varias chances clarísimas para volver a festejar con Tagliafico, Di María y el propio Messi, pero allí comenzó a crecer y ganar la cuereada el golero Al Owais, que se hizo gigante.
Todo era desesperación, en la tribuna y en la cancha, cosa que se reflejó cuando Messi, con un tiro libre propio para su pegada, la mandó muy alta. Su rival cerraba espacios, marcaba, cortaba cuando era necesario o, si no, tenía en su cuidapalos el último seguro para sostener el resultado.
Los últimos cartuchos de los albicelestes se dieron en los ocho minutos de adición, ya con el del PSG agotado, mucho centro, pocas ideas y un resultado que parecía asentarse.
El pitazo final de Vincic sentenció el triunfo en remontada de Arabia Saudita por 2-1 ante la copetuda y favorita Argentina en Lusail, un sorpresón para el mundo, que quedó boquiabierto por lo sucedido.