Ezequiel, uno de los dos hinchas de Peñarol que todavía permanece recluido en la cárcel de Bangú 8 por los incidentes registrados previo al partido del 23 de octubre ante Botafogo por semifinales de la Copa Libertadores en Río de Janeiro, redactó una carta dirigida al “pueblo carbonero” que sus abogados hicieron llegar a familiares y allegados.

“Acá estamos totalmente aislados de lo que pasa afuera, pero, por cartas que nos han llegado, lo que nos cuenta el abogado y algunos presos, hay una movida tremenda afuera y se les está dando una mano bárbara a la familia. Eso es impagable y voy a estar agradecido por el resto de mi vida con todos”, escribió el joven.

“Ahora les pido que sigan metiendo, que hay un partido más por jugar y nuestra hinchada gana partidos. Lo que me está tocando vivir es una injusticia bárbara. Yo venía a un partido, a una fiesta, a dejar la vida en la tribuna, pero bueno, al Barba no le gusta las cosas chanchas y si Dios quiere pronto va a pasar este mal rato y vamos a poder volver con la familia”, agregó.

“Con ustedes estoy y voy a estar agradecido el resto de mi vida. Peñarol es familia, ya pronto nos vamos a reencontrar en la tribuna y a seguir peñaroleando. Esto es solo un tropezón, nada me va a quitar el amor por estos colores. Soy manya y no me entrego”, concluyó Alexis.

El pasado miércoles salieron dos hinchas del Complejo Penitenciario Bangú y ya son 21 los liberados, 20 de los cuales tuvieron que fijar domicilio en Río de Janeiro y cumplir con las medidas de libertad condicional. Solo un menor de edad pudo retornar a Uruguay.

Los 20 mayores de edad que fueron liberados cumplen en territorio carioca con la obligación de asistir bimestralmente a la sede de Juzgado do Torcedor e Grandes Eventos para justificar sus actividades, tienen prohibido el acceso o la asistencia a eventos deportivos y a salir del país hasta que se juzgue el caso. Además, se les aplica monitoreo electrónico.

Los abogados uruguayos Jorge Barrera y Rodrigo Rey trabajan en el caso junto a sus colegas brasileños Eduardo Benfica y Roger Gomes.

Los detenidos por la Policía brasileña fueron acusados por la Fiscalía de ese país por diversos delitos, tales como destrucción de la propiedad pública, destrucción de la propiedad privada, asociación criminal, hurto, rapiña, porte de arma de fuego, porte de arma blanca y actos de discriminación racial.