Bruno Silva, retirado del fútbol hace ya tres años, fue clave en la carrera de Luis Suárez. Lo apadrinó en el Groningen, donde el salteño llegó con 19 años en enero de 2007, y luego fue compañero de él en el Ajax y en la selección uruguaya. En una extensa nota con el programa Tuya y Mía, de Radio El Espectador, habló desde sus inicios en Cerro Largo hasta el retiro, pasando por la Copa Libertadores con el Inter de Porto Alegre en 2010 y los problemas en el hombro que lo tuvieron inactivo y hasta temiendo por su vida.
“Clasificamos a la UEFA (temporada 2005/06) después de muchos años y para la temporada siguiente querían a otro jugador uruguayo. Fueron a ver a Elías Figueroa en un partido de Liverpool y el mismo fin de semana vieron a Nacional contra Defensor en el Franzini, donde Luis hizo dos goles. Yo le dije al presidente que eran unos fenómenos porque quería tener a otro uruguayo en el equipo”, recordó.
“Jugaba el equipo B, y el A tenía que ir siempre a verlo. Fui a verlo y Luis había ido a mi casa y le dije tres cosas; ‘Fueron a buscar a otro uruguayo porque yo le pegaba a todo lo que se movía, metía y corría para todos lados. Esos aritos que tenés en la oreja, no van. Y otra cosa: ¿Sabés tomar mate?’. Me dijo que no. ‘Bueno, vas a aprender. Ahora te subís al auto y me vas cebando’. Él no tomaba mate en ese entonces”, rememoró.
“Va a terminar siendo el nueve del Barcelona”
“Ahí ya entramos en confianza. Él se adapta rápido. Hicimos una relación muy buena y me siento orgulloso de haber acompañado ese proceso de crecimiento como futbolista y como persona, y feliz por lo que le pasó, por lo que le está pasando y por lo que le va a pasar”, dijo.
“Luis fue con algunas mañas del uruguayo; gesticulaba y se tiraba mucho. Tuvo un par de meses en los que jugaba en la reserva. El técnico le hablaba y yo al principio era el traductor. Para el primer partido el técnico me dijo que no se tirara y Luis me dijo: ‘Decile que me ponga’. Y se empezó a reír. Lo puso y desde ese día no paró de hacer goles”, narró.
“Un amigo me fue a visitar a Holanda porque fue de viaje con la facultad y me preguntó por ‘ese Suárez’. Y yo le dije: ‘Ese va a terminar siendo el nueve del Barcelona’. El ayudante técnico que teníamos en el Groningen ya me decía que era un fenómeno”, expresó.
El hombro y una lucha por vivir
Tras tener poca continuidad en el Ajax y pasar por el Inter de Porto Alegre, se encontró nuevamente en el Ajax sin participación en el equipo, con contrato vigente y una lesión. “Tenía 31 años y no se sabía si podría volver a jugar. Estuve dos sin jugar. Se me salía de lugar el hombro por una luxación y hasta me daba miedo sacar un lateral”, narró.
“Se me hizo una pequeño cirugía y en dos meses ya iba a estar, pero en la cirugía me agarró una batería que se me fue a la sangre y agarré una infección generalizada. A través de la infección me comió el cartílago del hombro. Pasé bastante mal y estuve como un mes internado y grave. En ese tiempo entré cuatro o cinco veces al quirófano. En un momento le dije al médico que si me tenía que cortar el brazo, me lo cortara. Yo quería vivir”, explicó.
“Me decían que no podía volver a jugar. Fuimos a algunos países a buscar solución. Me querían poner una prótesis para tener una buena calidad de vida, porque el brazo no lo movía. Hasta que apareció el Ruso Pérez y me dijo: ‘Antes de tirar la toalla venite a Bologna, que hay un buen médico’. Fuimos con el doctor del Ajax y ese médico italiano me dijo: ‘Te garanto un 50% que podés volver a jugar. El otro 50% depende de vos’. En ese momento me emocioné y le dije que marcara la fecha. Ahí me operé y me quedé seis meses”, contó.
“Volví a Cerro Largo con mucha incertidumbre porque no sabía qué iba a pasar. Fui sincero con el presidente Ernesto Dehl y con Danielo Núñez, que era el entrenador. Quería estar cerca de mi familia y jugar algún minuto. Empecé a hacer la pretemporada tranquilo, de a poco, y debuté jugando 90 minutos contra Nacional en Melo. Cuando terminó el partido me emocioné, lloré y se me vinieron muchas cosas a la cabeza. Después jugué cuatro años. Físicamente me recuperé, pero con menos movilidad en el hombro”, manifestó Silva.
“Yo ahí jugaba de doble cinco. Un día en un partido con Racing en Melo, apurado por sacar un lateral, me quedé en la raya y por instinto agarré la pelota para sacarlo. No saben cómo lo saqué… Los jugadores de Racing le pedían ‘mal sacado’ al juez, que dejó seguir. Quedé con menos movilidad pero con una buena calidad de vida. Ya no me duele”, concluyó.