Pensativa. Así ingresó Manuela Rotundo a la zona mixta del estadio Pascual Guerrero minutos después de haberse metido en la final del lanzamiento de jabalina del Mundial sub-20 de Cali.
Es que transitaba esa mezcla de sensaciones entre el objetivo cumplido y la certeza personal de que está para más, algo que con el correr de los minutos fue despejándose de su cabeza. “Se cumplió el primer objetivo. Es algo muy lindo clasificar a la final en mi primer Mundial, un orgullo representar a mi país y ahora a darlo todo”, contó a FútbolUy.
“Estaba un poco nerviosa, pero a medida que transcurrió la competencia como que me desenvolví mejor y eso fue importante”, contó la sanducera, quien recordó su primer lanzamiento de 46,89 metros: “Fue medio bravo. No encontraba una jabalina que me quedara bien, pero después pude adaptarme en el segundo (52,28, el de la clasificación) y conseguir la marca para meterme entre las 12 mejores”.
La atleta de 18 años de edad no pudo llevar su jabalina personal a la competencia, por lo que tuvo que utilizar una de las que dispone la organización. “En la fase de clasificación son solo tres lanzamientos y hay que adaptarse muy rápido al elemento porque se te pasa la competencia”, explicó.
A esa altura, Rotundo ya tenía una sonrisa en el rostro. Comenzaban a llegarle repercusiones y mensajes desde Uruguay por su llegada a la final y, además, su madre, quien viajó a acompañarla, la esperaba en la tribuna. “Ya me pude sacar un poco los nervios y ansiedad, mañana (martes a las 19:20 horas de Uruguay) estaré mucho más tranquila y con la idea de dejar todo en pos de la mejor actuación”, señaló.
“No caigo en todo lo que me está pasando. Si bien venir al Mundial ya era un montón, ser finalista me deja un poco en ‘shock’”, dijo para cerrar, se despidió y se fue rumbo al vestuario con la sensación del deber cumplido.