En el año 2006, la televisión estatal rumana creó el programa llamado Grandes rumanos, que consistía en una serie de capítulos sobre las personas más influyentes en la historia del país. Los ciudadanos votaron a través de sus teléfonos o por internet y el ganador fue el príncipe Esteban III de Moldavia, quien gobernó entre 1457 y 1504.
En la lista de las 100 personas más importantes aparecieron ocho futbolistas, y fue el más votado, lógicamente, Gheorghe Hagi, considerado el mejor jugador de la historia del país. Hoy en día, y tras su ya lejano retiro, Rumania vuelve a atravesar un buen momento futbolístico, y, como siempre, un uruguayo es testigo de ello.
El protagonista de la historia de hoy es el único futbolista uruguayo que actualmente juega en el fútbol rumano: Ariel López.
Este zaguero, de 29 años e hijo de un histórico de Bella Vista como Henry Ariel López Báez, creció en el barrio montevideano de Capurro, pero la mayor parte de su vida ha transcurrido en Europa.
Su periplo en el fútbol se inició a los cinco años en Bella Vista, club en el que hizo AUFI hasta los 13, cuando se mudó junto a su familia a Tenerife, España. Tiene la nacionalidad española gracias a su abuelo, que era de Galicia.
Allí, en las Islas Canarias, empezó a jugar en las juveniles del CD San Isidro, cuyo primer equipo jugaba en la Sexta División a nivel nacional y de donde salió también, por ejemplo, Pedro Rodríguez, exjugador del Barcelona y de la selección española
A los 15 años lo fichó el Tenerife, el equipo más potente de la isla con nombre homónimo, para sus juveniles. Dos años después volvió a CD San Isidro y debutó en la Cuarta División del fútbol español, para, a los 20, irse al UD Las Zocas, de la misma categoría y que era de un pueblo cercano.
Su primera gran oportunidad le llegó a los 22 años, cuando un entrenador que tuvo en UD Las Zocas lo contactó para realizar una prueba en el Getafe B: “Me dijo si estaba dispuesto, porque era ir de Tenerife a Madrid y jugar en un equipo que tiene a su primer equipo en Primera División. Era un paso muy grande”.
“Estuve una semana; me quedé con él en su casa. Firmé hasta final de temporada. Seguía siendo Cuarta División, pero estaba a un paso de entrenar o jugar en el primer equipo”, recordó al respecto en diálogo con FútbolUy.

Ariel López jugando para Getafe B de España. Foto: Instagram @arielignaciolopezvarela
Luego de esa experiencia subió una categoría para jugar en Navalcarnero y seis meses después, tras bajar la calidad de sus minutos, pasó al Inter de Madrid, club que tiene como particularidad que un año más tarde fue adquirido por Dux Gaming, un equipo de esports en el que tienen acciones el arquero del Real Madrid Thibaut Courtois o el youtuber DjMaRiiO, entre otros.
Actuar, más que pensar
Tras finalizar su contrato en ese equipo de Segunda B de España (Tercera División), comenzó a buscar nuevos destinos. Pasaron las semanas y no concretó nada, pero igualmente aguantó “un poco más” y eso le terminaría cambiando la vida.
“En ese momento de espera conocí al que ahora es mi representante y me comentó que estaba la posibilidad de hacer una prueba en Rumania, porque tenían un contacto en Segunda División”, contó.
“Me hablaron de las condiciones y al no estar recibiendo lo que pretendía, fui”, indicó, y añadió. “Uno al principio piensa que Rumania puede ser un país un poco más alejado a las costumbres de nosotros, pero me fue bien y firmé con el Dunarea Calarasi”.
Con respecto al cambio que era pasar de jugar y vivir en España a hacerlo en Rumania, señaló: “No me lo pensé mucho. Era Segunda División, pero tenía la Primera muy cerca. Estamos hablando de fútbol profesional, estadios muy grandes y equipos muy grandes”.
“En Segunda el fútbol ya está profesionalizado y se firman contratos largos” a diferencia de lo que pasa en España, comentó, y afirmó que a fin de cuenta fue “una decisión muy positiva”.
Llegó al Dunarea Calarasi en 2019 y estuvo allí dos temporadas, ambas en el ascenso. Entre 2021 y 2023 jugó en el FC Buzau, también en la B, pero había llegado el momento de dar el salto. Otelul Galati le dio la chance de jugar en Primera División y para inicios de 2024 firmó con UTA Arad, otro club de la A. Actualmente está en el Unirea Slobozia.
“Me fui sintiendo capaz de jugar en Primera”, relató sobre lo que lo fue motivando a quedarse. “En la Copa de Rumania, durante los cuatro años que estuve en Segunda, jugamos contra equipos de Primera y no había diferencia”, detalló.
Ariel López gritando un gol en Unirea Slobozia de Rumania. Foto: Instagram @arielignaciolopezvarela
Sobre sus primeros pasos en Rumania, expresó: “Me fui adaptando muy bien al país. El idioma lo agarré y hoy lo hablo bien, no es tan difícil”.
Y luego contó algo que si sucediera en Uruguay, sería motivo de escándalo: “En las primeras semanas que me estaba acostumbrando, vi que es muy normal que, después de los entrenamientos, una o hasta dos veces en la semana, tengan cerveza en el vestuario. Las da el club o el entrenador. Toman, se van a su casa y al día siguiente se entrena”.
Hay niveles
Ariel se refirió luego al nivel de la liga rumana: “La Primera División tiene dos zonas: la de los equipos de arriba [Steaua, Cluj, Rapid de Bucarest o Craiova], que son equipos con mucho poder adquisitivo y hasta pagan, y después están los de la zona baja, que tienen un nivel muy equilibrado”.
“Está por debajo de Portugal, pero la compararía, aunque igual está por debajo, con la Segunda División de España”, aseguró, y comentó: “Vienen extranjeros de cualquier parte del mundo, desde Asia hasta el último país de África. Hay muchos argentinos y colombianos, pero soy el único uruguayo”.
En Primera División, y en algunos clubes de Segunda, hay “muy buenas instalaciones”, pero eso, en general, no es aprovechado por el jugador rumano promedio, el cual “es muy talentoso desde pequeño y con proyección”, pero “le falta la garra, la disciplina y las ganas de triunfar”.
Los rumanos “tienen una forma más ligera de vivir el fútbol, no tan pasional como la de Uruguay”, expresó, y elogió a las hinchadas: “UTA Arad, que jugué allí, lleva cada partido, como mínimo, 9.000, 10.000 personas”.
“Dínamo de Bucarest y Rapid de Bucarest tienen ultras, son más agresivos, pero no llegan al nivel de Grecia o Turquía, donde hay más problemas. Tienen más gente, incluso, que el Steaua”, ahondó.
Con respecto a su vida en Rumania, contó que actualmente vive en Slobozia, una ciudad pequeña situada a una hora y media de Bucarest. “Para nada, es linda”; “es bastante modesta, precaria, en relación a lo que suele ser Europa”, apuntó.
Ariel López jugando para UTA Arad de Rumania. Foto: Prensa UTA Arad
Además, residió en Calarasi, que está muy cerca de la de ahora y “es muy parecida”: “Es pequeñita y no hay gran cosa, pero no falta nada”. Estuvo también en Buzau, cerca de Bucarest, la cual es “un poco más grande”; Galati, que se encuentra “muy cerca de Moldavia” y “no es la gran cosa, pero es más grande”; y Arad, que “no es tan grande, pero es muy linda y limpia; está muy modernizada”.
Las personas rumanas le “han sorprendido positivamente”. “En España se tiene una visión negativa de Rumania porque los que suelen salir para ir a trabajar, también van a hacer alguna cosa ilegal. Pero llegás acá, y ves que es gente muy sencilla, buena y tranquila”, contó.
“Es un país muy seguro, no tuve jamás un problema en mi casa o al salir”, destacó, y aseguró: “Estoy encantado aquí”.
Tal es la comodidad, que su intención es seguir jugando en ese país: “Mi idea, antes de lesionarme, era continuar jugando en Primera aquí, sea en un equipo mejor o cerca [en otro país]. Jugar en ligas occidentales es muy difícil”.
Se operó la rodilla en octubre pasado por un problema en el cartílago. Lleva un período de recuperación de entre nueve meses y un año. “Con este problema que tuve, solo pienso en recuperarme y volver a jugar. Si no tengo la posibilidad de jugar en Primera, lo haré en Segunda”, dijo.
Y cerró hablando de la posibilidad de jugar en Uruguay, país al que no volvió desde que se fue: “Estoy despegado del fútbol uruguayo, más allá de lo que puedo seguir por internet. Si tengo la oportunidad de jugar a nivel profesional aquí en Primera División, no se me pasa por la cabeza ir, pero no cierro la puerta nunca, porque es el país donde nací y crecí”.