La fiesta del barrio no fue tal este domingo en el clásico de la villa. El estadio Luis Tróccoli albergó el 3-0 del local, Cerro, sobre Rampla Juniors, como en épocas de pandemia: con tribunas vacías y la gente observando el partido por televisión.
Los fanáticos locales están suspendidos desde los incidentes con Defensor Sporting el 25 de febrero en el Franzini, cuando un proyectil arrojado desde su tribuna impactó en la cabeza del árbitro Julián Pérez. Ya cumplieron tres de los cinco partidos como locales sin poder asistir, ante Progreso, Cerro Largo y hoy. Los próximos serán Fénix y Nacional.
La entidad albiceleste fijó un precio de $ 3.000 para las entradas de los visitantes, a diferencia de lo que había hecho en los dos cotejos anteriores sin su público en el Tróccoli, a los efectos de minimizar la presencia visitante. Y lo logró. Se vendieron tres entradas y por lista, entre funcionarios y dirigentes, ingresaron otras 53 personas.