Justificado había sido el 0-0 de la primer parte. De los dos equipos, fue el locatario el que trató al menos en el principio del partido buscar el arco de enfrente con cierto citerio.
Las llegadas de Saracchi y Ricca por izquierda generaron un par de chances, al igual que las insinuaciones de Grossmuller. Pero fueron solo diez minutos que no se plasmaron en una chance nítida más allá de obligar a Guruceaga a salir a cortar o contener un remate débil fuera del área.
Esto comparado con lo que hizo Peñarol, fue bastante más. El aurinegro no conectó nunca de mitad de cancha hacia adelante. Aguiar y Forlán estuvieron en poco contacto con la pelota y el fútbol del equipo no apareció en ningún momento.
Lentos y previsibles en cada intento de ataque, transcurrieron los últimos veinte minutos de la etapa inicial y se fueron al descanso con el único resultado posible en base a lo expuesto.
En la segunda parte el encuentro transitaba por los mismos carriles, con un Danubio que paraba algo mejor pero con imprecisiones por doquier en ambos equipos.
Lo tuvo Barreto al comienzo, que se fue solo por derecha y demoró una enormidad en la definición por no animarse a rematar de zurda.
Hasta ahí no había inquietado Peñarol, aunque no perdonó en la primera opción clara que se le presentó. Una pelota por derecha que Aguirregaray levanta al área para Píriz deriva en la posición de Aguiar. El volante pegó de volea sin que el balón pique y puso el tanto de apertura a los 10'.
Después Danubio buscó por todas las vías posibles, sin el pso individual que necesitaba de algunos de sus hombres. Igualmente generó complicaciones a una última zona aurinegra que esta vez sí se defendió en forma correcta, sin fisuras.
A falta de 10' a los locales le descontaron un gol de Zarffino, tras un córner desde la derecha y el foul de González a Guruceaga, bien sancionado por el árbitro. Antes hubo una jugada en donde Valdez molesta con el brazo a Olivera cuando iba a cabecear solo, acción en la que cabía una sanción de penal que Ostojich omitió.
La falta de argumentos lúcidos dejó a Danubio en serio, quizás injustamente, y dio los tres puntos al mirasol, premio a la efectividad y al alto rendimiento defensivo de los noventa minutos.