Por The New York Times | Morgan Campbell
El equipo de Saúl Álvarez tenía listas las camisetas conmemorativas. El peleador también conocido como “Canelo” se puso una de las camisetas momentos después de haber noqueado a Caleb Plant el sábado por la noche para convertirse en el campeón indiscutible de los pesos supermedianos de boxeo.
Álvarez, con récord de 57-1-2 con 39 nocauts, también lució una corona de oro brillante en su cabeza, mientras sus entrenadores trataban de adornarlo con sus variados cinturones de títulos: uno por cada una de las principales organizaciones sancionadoras; otro otorgado por Ring Magazine, al mejor peleador de cada categoría de peso según la publicación; y un segundo cinturón del Consejo Mundial de Boxeo. Costó un poco, pero al final el equipo de Álvarez encontró espacio en el cuerpo de 1,72 metros del boxeador para guindar todos sus títulos.
Mientras Álvarez, de 31 años, posaba para las fotografías junto a sus entrenadores, lucía como un campeón orgulloso. La victoria sobre Plant lo había convertido en el segundo campeón indiscutible activo, junto al superligero escocés Josh Taylor, así como el primer campeón indiscutido en la historia del peso supermediano. También es el primer peleador mexicano en tener los cuatro títulos principales en una categoría de peso.
“Canelo” también lucía como un objetivo.
El perfil y el dinero vinculados a una pelea de Álvarez lo convierten en un atractivo futuro oponente para los contendientes serios entre los 72 y los 79 kilogramos, para excampeones que buscan un último golpe de fortuna e incluso para no boxeadores, como el peleador de la Ultimate Fighting Championship, Kamaru Usman.
Las megaestrellas del boxeo como Álvarez suelen pelear dos veces al año, pero “Canelo” ha peleado cuatro veces desde diciembre y dice que lo más probable es que vuelva a pelear en mayo. Sabe que tiene opciones, pero afirma que no las considerará hasta enero.
“Voy a descansar un poco. Me lo merezco”, dijo Álvarez en una conferencia de prensa posterior a la pelea. “Después de eso, veremos qué pasa”.
Álvarez, oriundo de Guadalajara, México, y que ahora reside en San Diego, tiene cuatro cinturones de campeonato, pero ningún promotor. Como agente libre tiene el margen de maniobra para hacer combates a través de las diversas divisiones promocionales del boxeo profesional y la influencia para imponer el precio que quiera. Su garantía reportada para la pelea con Plant fue de 40 millones de dólares.
De aquí, Álvarez podría quizás volver a subir al peso semicompleto, una división en la que ganó un título mundial en 2019, para pelear contra el ganador entre Artur Beterbiev de Rusia y Marcus Browne de Estados Unidos, quien peleará por los títulos de Beterbiev en un show de Top Rank en diciembre.
También podría tener una tercera pelea con el campeón de peso mediano, Gennadiy Golovkin, con quien Álvarez ha compartido un par de peleas cerradas y entretenidas. Su primer encuentro, en septiembre de 2017, terminó en empate. La segunda pelea, un año después, fue una victoria por decisión mayoritaria para Álvarez. Esos dos combates generaron un total combinado de 2,4 millones por compras de pago por evento, y la posibilidad de una trilogía motivó al servicio de transmisión en directo DAZN a firmar a Golovkin.
Álvarez peleó seis veces en DAZN, primero bajo su contrato ya finalizado con Golden Boy Promotions y luego como agente libre en una serie de combates puntuales. Regresó a la plataforma de pago por evento de Showtime para la pelea con Plant, y la emisora espera aprovechar sus vínculos con el equipo gerencial de Premier Boxing Champions (PBC, por su sigla en inglés) para atraer de nuevo a Álvarez. David Benavidez, un excampeón de peso supermediano, pelea en la PBC, al igual que Jermall Charlo, un campeón de peso mediano que está dispuesto a subir una categoría de peso.
“Somos optimistas de que lograremos continuar la relación”, dijo Stephen Espinoza, presidente de Showtime Sports, antes de la pelea.
El atractivo de Álvarez para los promotores y cadenas de transmisión es claro. Además de sus números de pago por evento, “Canelo” atrae a los compradores de entradas. En mayo, más de 73.000 espectadores llenaron el AT&T Stadium en Arlington, Texas, y vieron a “Canelo” romperle la cara a Billy Joe Saunders en una pelea por un título mundial. El sábado 6 de noviembre, una multitud de 16.585 personas asistió al MGM Grand Garden Arena para verlo darle clases a Plant.
Esos números también atraen el interés de otros peleadores, quienes reconocen que una pelea con Álvarez quizás les genere un pago récord en sus carreras.
Tras despachar a Marcos Hernández con un nocaut de uppercut de antología, en el evento coestelar, el excampeón de peso supermediano Anthony Dirrell habló sobre convertirse en el próximo oponente de Álvarez. Si no logra asegurar esa pelea, dijo, se retirará.
“Tengo 37 años. Si no puedo pelear por algo, estoy peleando por nada”, dijo en una conferencia de prensa. “Me estoy poniendo muy viejo para esto”.
Y tras ganarle por decisión a Colby Covington en el evento principal de UFC 268, Usman, campeón de artes marciales mixtas de 77 kilogramos, habló de manera franca sobre pelear contra Álvarez en un combate de boxeo.
“Quiero hacer algo que me dé miedo”, les dijo Usman a los periodistas tras su pelea, refiriéndose a un combate con Álvarez. “El mejor de las artes marciales mixtas libra por libra, el mejor del boxeo libra por libra, eso me asusta. Me gusta afrontar esos retos. ¿Quién en el mundo no querría ver eso?”.
El programa de televisión “SportsCenter” de ESPN incluso mostró un gráfico comparando a ambos atletas, mientras que los presentadores enfatizaban que Usman es más alto y con un alcance más largo que el boxeador.
La altura y el alcance por sí solos no son suficientes para descifrar y vencer a Álvarez. Sergey Kovalev, que mide 1,80 metros, puede dar fe de esa realidad. Álvarez lo noqueó en 2019. Otro que también puede dar fe de eso es Callum Smith, de 1,90 metros, quien perdió contra Álvarez por decisión en una pelea de 12 asaltos realizada en diciembre. Y ahora, tras un desmantelamiento de 11 asaltos, también puede afirmarlo Plant, de 1,85 metros, quien antes del sábado nunca había perdido como profesional.
Pero el potencial pago vale la pena. Los pagos oficiales del UFC 268 todavía no son conocidos por el público, pero Usman tuvo una garantía de 500.000 dólares en su primera pelea con Covington. Lo más probable es que esa cifra haya crecido tras los bonos de patrocinio, desempeño y pago por evento, pero ni se acerca al tipo de dinero que ganaría un oponente de Álvarez.
La garantía reportada de Plant por la pelea con Álvarez fue de 10 millones de dólares.
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