Alejandro Balbi, actual vicepresidente de Nacional, lleva 23 años vinculado a la dirigencia tricolor. Entró en 1997, un año muy duro para los por entonces presididos por Ceferino Rodríguez porque Peñarol concretó el segundo quinquenio de su historia. De aquellos tiempos recuerda un episodio que lo marcó.

Los carboneros habían perdido el Torneo Apertura a manos de Nacional y se encaminaban a perder el Clausura con Defensor Sporting, pero ya con el Campeonato Uruguayo empezado generaron un cambio reglamentario que les permitió meterse en la definición por la vía de la Tabla Anual.

En ese entonces Balbi asumió como integrante de la Comisión de Reglamento en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y, según cuenta, hubo injerencia del gobierno que presidía Julio María Sanguinetti para incidir en la obtención de aquel campeonato de 1997.

“En 1997 el Gobierno Nacional trabajó para que Peñarol lograra el quinquenio y lo vi. Yo estaba en la AUF integrando la Comisión de Reglamento por la B. Vi ministros de estado cuando yo estaba en la AUF, cuando Óscar Magurno dijo aquella frase ‘me acosté finalista y me desperté semifinalista’”, rememoró en una extensa entrevista con el programa El Dos Uno, de DIRECTV Sports.

“Vi gente del gobierno colorado trabajar de adentro de la AUF para cambiar el reglamento. A Sanguinetti no lo vi, pero vi a laderos de él en la asociación. Y nadie me lo contó; los vi yo. Aquello me dolió tanto que me dio rebeldía. Sé lo que se movió Peñarol y me dolió porque está bien el juego político deportivo, que pasa en todos lados, pero que un Gobierno Nacional se meta a influenciar un resultado deportivo, es duro y me marcó”, dijo.

Balbi asegura que se sentiría “raro” si lo elogiara gente de Peñarol, aunque asegura que cuando estuvo integrando el Ejecutivo de la AUF guardó “la ecuanimidad” y tuvo “muy buenos compañeros”. “Con Edgar Welker empezamos mal nuestra relación futbolística porque un día casi nos vamos a las manos en un restorán en Punta Carretas y después terminamos como buenos amigos”, confesó.

Otro amigo peñarolense que tiene es Jorge Barrera, a quien aceptaría como presidente de la AUF si él está al lado para controlarlo. “Lo importante es que haya asimetría de poder. Para mí Jorge es un tipo destacadísimo, el mejor abogado del Uruguay y un gran presidente de Peñarol, cosa que me enorgullece como amigo, pero es un gordo pillo”, dijo entre risas.

“Si le dejás la ventaja y la pelotita picando cerca del arco, la puntea. Hay que marcarlo de cerca. Se me ocurre que Eduardo Ache y yo podríamos marcarlo de cerca”, dijo, y reconoció que tanto él como Barrera son “pillos y pícaros los dos”.

Balbi se define “60% dirigente y 40% fanático” de Nacional, y si bien asegura no tener “peñarolitis”, confesó que pasó “horrible” el día en que Peñarol disputó la final de la Copa Libertadores 2011 ante Santos. Tomó una pastilla para dormirse y no enterarse de nada, pero no le hizo efecto. Sentía bombas y pensaba que eran los aurinegros festejando: “Me quería matar. Hasta que la puerta del cuarto se abrió con una patada gritando que ganó Santos. Me paré, abrí la ventana y salí al balcón al grito de ‘Nacional nomá’”.

Hoy prefiere enfocarse más en el futuro que en el pasado, y para ello elogió la gestión del actual presidente, José Decurnex, a cuya presidencia calificó con un 9,5.

Además, rechazó el concepto de que “Tenfield es Peñarol” porque “si lo fuera, sería muy mala comerciante, ya que desde que desembarcó en el fútbol uruguayo ha ganado muchos más campeonatos Nacional”.

Por último, reconoció que Carlos Bueno “estuvo a punto” de jugar en Nacional. “Soy muy amigo de Carlitos. Es menos loco de lo que parece. Él estaba bastante molesto con Peñarol y su representante, Rafael Monge, es muy hincha de Nacional. Le comimos la cabeza y un día estaba tan enojado porque Peñarol no le daba la oportunidad que me dijo: ‘Llamame mañana y lo decido’. Pero se ve que su condición de manya lo hizo recapacitar y me dijo que no. Yo tenía la aprobación de Nacional”, concluyó.