La relación entre Federico Valverde y su primer representante, Edgardo Lasalvia, no atraviesa su mejor momento. El Chino, como se lo conoce en Peñarol, se transformó casi sin querer en contratista por su cercanía con los futbolistas de las formativas de Peñarol.
Se trata de una persona muy querida por los jóvenes aurinegros, quienes en reiteradas ocasiones le dedicaron festejos de gol colocando los dedos al costado de los ojos y estirándolos, como emulando a un chino. De hecho, el Pajarito celebró así un penal en el Mundial sub-20 de Corea del Sur y lo malinterpretaron, acusándolo de racista.
Hoy, aquella relación de amistad cercana parece haber cambiado. “Hace un par de meses que no hablo. Lo saludé cuando tuvo familia porque lo más lindo que te puede pasar en la vida es ser papá. Te cambia la cabeza y ojalá le pegue para bien”, contó Lasalvia al programa Vamos que vamos, de Radio 1010 AM.
Sobre su situación como agente y representado, explicó: “No tenemos nada claro porque desde que fue papá perdimos un poco de contacto. La novia no me quiere mucho por mi forma de ser, pero con Fede tengo la mejor y le deseo lo mejor. Si bien hoy no tenemos muy claro en qué situación estamos en lo laboral, le sigo deseando lo mejor”.
Cuando se le preguntó si la actual pareja de Valverde, la argentina Mina Bonino, es quien asumió la representación del jugador del Real Madrid, evitó una respuesta categórica: “Que lo diga él. Yo voy a esperar que un día venga, me dé un abrazo y me diga: ‘Amigo, tenías razón’. Nada más”.
Pese a ese distanciamiento, asegura que a él le “prima el corazón”, por lo que mantiene una relación cercana con sus familiares. “Yo quiero mucho a los padres, Doris y Julio, que hace poquito estuvieron acá en Uruguay, a los hermanos. Eso no lo puedo mezclar”, dijo.
“La parte empresarial la llevaba más Gerardo Rabajda, que es el que se encarga allá. Ojalá el equivocado sea yo, que tenga razón él, que sean felices para siempre y que esto quede en nada”, señaló.
“La vida es muy ingrata y hay mucha hipocresía en el mundo del fútbol. No es fácil manejarse. Hay muchos que no te van a querer porque les decís en la cara cosas que nadie se anima a decirles. Yo me he equivocado mil veces pero lo reconozco y te miro a la cara y te pido perdón”, concluyó.