Las finales de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB) entre Aguada y Peñarol están más caliente de lo que se podría imaginar en la previa. Tras el segundo partido, Jayson Granger hizo gestos amenazantes a Santiago Vidal y por ese motivo fue citado a declarar a Fiscalía, aunque se archivó el caso posteriormente, y sancionado con tres partidos de suspensión por parte de la Federación Uruguaya de Basket Ball (FUBB).

Al día siguiente, el base carbonero emitió un comunicado en el que alegó que su colega aguatero había cometido actos de racismo contra él. Y este sábado, después de recibir ayer cánticos e insultos por parte de los hinchas de Aguada como “Negro cagón” durante la cuarta final, volvió a expresarse y fue muy duro, contando todo lo que ha sufrido hasta el momento.

“Por el bien de la competición y cómo así se me asesoró, he guardado silencio hasta ahora sobre lo que pasó el día de mi incidente con el compañero Vidal. Pero después de lo que pasó ayer en el partido, una vez más vuelvo a sufrir el racismo y el odio gratuito de una cancha llena en un espectáculo y me veo obligado a hablar”, comenzó diciendo.

“’Negro cagón’ a voz en grito de todo un estadio, más otros insultos racistas de todo tipo son los que anoche sufrí de nuevo, en Uruguay, al intentar salir a jugar al básquetbol. Esto al parecer acá se tolera y se ha llegado a naturalizar de tal punto que no se le da la mínima importancia, cuando en casi cualquier otra parte del mundo se tomarían medidas al respecto inmediatamente. Acá nadie hace nada. Se mira para otro lado”, amplió.

Con respecto a su reacción, expresó: “Está claro que mis gestos del otro día no fueron los adecuados y por ello pedí perdón dos veces, pero vienen por algo: por el cúmulo de racismo y odio al que me he visto sometido en ciertas canchas como la de ayer, de forma reiterada e injusta. Racismo que, lamentablemente, viene también de boca del propio jugador rival, como así me sucedió. Escuchando de su boca repetidamente expresiones como: ‘sos mío mono’ y ‘negro de mierda’”.

“Algo que suelo transmitir a la terna arbitral, pero de los que únicamente recibo sonrisas irónicas y comentarios como: ‘no lo oí’ o ‘no pasa nada, seguí jugando’. También lo transmití al juez y a la Federación, pero al parecer no lo consideraron de importancia, comparado con mis acciones y mis gestos. Y al final, resulté yo, y solo yo, irónicamente, el culpable de toda esta situación de la que en el fondo soy víctima”, contó.

Y añadió: “Me siento profundamente triste y desprotegido de ver a niños espectadores junto a sus padres en mi propio país llamando a alguien ‘negro esclavo’. Me siento triste también por cómo he llegado a actuar, ya que no me reconozco y me siento más triste aún de no poder llevar a mis hijos a un espectáculo deportivo familiar y tranquilo donde ver a su padre jugar como siempre han hecho”.

“En 18 años de profesional, jamás me expulsaron de un partido ni tuvo problema con ningún rival hasta llegar a mi propio país y eso me duele. Pero algo pasa y no se puede mirar para otro lado. Es preocupante y vergonzoso. Ni árbitros, ni la Federación, ni políticos, ni prensa, ni jueces… algo se está haciendo mal en este país y tiene que cambiar”, concluyó.