Jorge Victorino, hermano de Waldemar, exgloria de Nacional y de la selección uruguaya que falleció el pasado martes en la mutualista Asociación Española, escribió una carta pública en la que se refiere a lo sucedido.

En la misiva que dio a conocer el periodista Eduardo Rivas en redes sociales, el familiar hace un racconto de algunos hechos que consideran que fueron empeorando la situación, hasta llegar a la durísima decisión final de Victorino de suicidarse. Y sentencia: “Pedirles a todos aquellos que guardan silencios o que han publicado y dicho cosas para tirarla al córner, que se hagan cargo”.

La carta hace referencia a la salida de Victorino del club de la mano del expresidente José Luis Rodríguez y el gerente deportivo Alejandro Lembo, así como a los dichos del actual presidente, Alejandro Balbi, y advierte: “Que se hagan cargo, los aduladores, los falsos amigos, quienes hoy ocupan cargos políticos de importancia por ignorar las llamadas telefónicas de mi hermano, pidiendo le dieran una mano”.

Esta es la carta difundida:

“En estas horas tan tristes y amargas, me permito escribir estas líneas a fin de expresar sentimientos e indignación por lo que uno tiene que leer, escuchar y, en muchos casos, interpretar silencios, que duelen lo mismo.

Mi hermano, hace unos días, tomó la decisión de quitarse la vida y, lamentablemente, la llevo a cabo. No quiero profundizar sobre los motivos, pero sí quiero pedirles a todos aquellos que guardan silencios o que han publicado y dicho cosas para tirarla al córner, que se hagan cargo, que tengan un mínimo de valentía y dignidad, para reconocer y aceptar su falta de empatía, su porcentaje de culpa que influyeron en dicha decisión (que nosotros como familia estamos procesando y aceptamos).

Y se lo digo al expresidente del Club Nacional de Football que, cuando asumió, una de sus primeras medidas fue despedir a mi hermano de su trabajo en el club por la simple razón que se había sacado una foto con el candidato que en las elecciones había sido su rival (esto me lo dijo él), cuando todos saben que con quién se sacó la foto era amigo de muchos años de mi hermano, amistad que iba más allá de lo circunstancial de las elecciones.

Hipocresía. Estoy seguro que ese mismo presidente gritó, festejó y, capaz, hasta lloró con sus goles. Waldemar se sacaba fotos con quien se lo pedía. Ya había traspasado los colores de un club, es parte de ser ídolo.

Que se haga cargo el exfutbolista que ocupaba un cargo en el club y que no tuvo la consideración, respeto, ni valentía para transmitirle dicha decisión a Waldemar de frente, mirándolo a los ojos, sino que optó por decírselo por teléfono. Cuánta tristeza vi en el rostro de Waldemar cuando me lo contó.

Que se haga cargo al actual presidente del club, que he leído que manifestó que mi hermano no tenía problemas económicos y que no sabía que estaba mal. Tremenda contradicción, aparentemente sabía que no tenía problemas y en la misma frase dice que no sabía que estaba mal.

Que se hagan cargo los aduladores, los falsos amigos, quienes hoy ocupan cargos políticos de importancia, por ignorar las llamadas telefónicas de mi hermano, pidiendo le dieran una mano. Él nunca pidió plata gratis y, si lo hizo, fue en momentos de desesperación que todos tenemos y capaz su ego de ídolo no le permitía pedirle a la familia. Él pedía trabajar.

No se hagan los distraídos, sería bueno que revisaran sus celulares para releer los mensajes que les envió.

Les recomiendo a todos leer declaraciones del Indio Olivera después de enterarse de la muerte de Waldemar, referidas a lo mal que se sentía hasta que lo llamó Peñarol. No pasa todo por lo económico. Eso lo arreglaban con muy poquitos pesos, comparados con los presupuestos que maneja el club.

Waldemar necesitaba, para ser feliz, levantarse todos los días, salir, ponerse la ropa de entrenamiento y laburar ahí, en lo que aprendió en tantos años y tantas canchas por el mundo. Entrenando a la gurisada, enseñando, dando consejos. Necesitaba sentir esa adrenalina, ese olor a vestuario.

Recuerden que la gloria se asienta sobre pilares de triunfos y Waldemar fue, es y será, eternamente, uno de esos pilares. Respeto, señores.

Hay ídolos e ídolos, y mi hermano es de los primeros. Los hay con los pies de barro y los que por la eternidad los tendrán en el mármol de la gloria, los que ganaron todo y por eso son ídolos (los verdaderos).

A quien le quepa el sayo, que se lo ponga. Mas allá de las apariencias, el juez más duro e implacable es la conciencia. A esa, no se le puede mentir, no se le puede engañar. Espero que todos los que le soltaron la mano, que le fallaron, puedan perdonarse.

Jorge Victorino”.