Mathias de Armas cumplió un buen arbitraje el pasado domingo en el Campeón del Siglo, donde Peñarol le ganó a Defensor Sporting 2-1, según el análisis que el propio juez hizo en diálogo con el programa Hora 25 de Radio Oriental.
“Quedé conforme no solo con mi labor, sino con la del equipo en general. En líneas generales fue un buen partido de todos. Siempre hay detalles a ajustar, pero nos fuimos conformes”, señaló el juez que es internacional desde 2020.
La principal polémica de la tarde fue la tarjeta amarilla que le mostró a Yonatthan Rak en el minuto 48, cuando el zaguero aurinegro cortó con la mano un contragolpe claro y evitó que el delantero violeta Adrián Balboa quedara mano a mano con el arquero Thiago Cardozo. Desde el equipo de Punta Carretas reclamaron la expulsión del futbolista carbonero.
La distancia salvó a Rak de la tarjeta roja
De Armas explicó que Rak no cortó una “oportunidad manifiesta de gol”, lo que le hubiese costado la tarjeta roja. La interpretación del árbitro fue que se trató de un “ataque prometedor”, que se penaliza con amonestación.
“En esas situaciones tenemos que valorar que se cumplan las cuatro consideraciones para llegar a una oportunidad manifiesta de gol: control o probabilidad de control de balón, número y posición de defensores, dirección hacia la meta y distancia hacia la meta. Lo que entendí fue que la distancia no era tal para encasillarlo como oportunidad manifiesta de gol”, dijo.
“Si una de las cuatro consideraciones no cierra 100% hay que bajar la sanción disciplinaria a ataque prometedor. La dirección está al límite porque el pase era esquinado y el jugador debía hacer otro control como para centralizar”, agregó.
Más polémicas
Sobre el segundo gol de Peñarol, precedido de un contacto entre Rak y su marcador que en filas visitantes se reclamó como infracción, dijo que fue “un contacto legal, de hombro con hombro”. “La imagen es clara. Rak fue un poco más fuerte y ganó la posición, pero no veo falta de ninguna manera”, señaló.
Respecto a la primera tarjeta amarilla exhibida a Gonzalo Freitas cuando corrían 11 minutos, reconoció que los jugadores pueden interpretar que es una forma de marcar el límite disciplinario, pero explicó que “uno mira más allá de eso cuando saca una tarjeta amarilla”. “Me baso más en algunas consideraciones como la fuerza. En este caso interpreté que hubo una falta temeraria. La saqué por eso, no por marcar un límite o una vara”, indicó.
De Armas, quien según el GPS que le mide la distancia recorrida corrió casi 12 kilómetros, cuando “lo normal en Uruguay es entre 10 y 11”, sabe que su juventud “es un factor que los jugadores tienen en cuenta y a veces intentan aprovecharlo”, pero tiene “estrategias para tratar de llevar el partido a buen puerto”. “No es solo a mí por ser joven. Para todos los árbitros en Uruguay es muy complejo. La mayor exigencia que tenemos, tal vez, sea el control de juego”, concluyó.