Consultado en su primera conferencia de prensa como entrenador de la selección uruguaya por las expectativas que genera su arribo a la Celeste, dijo que “hay que ser muy cuidadoso de lo que se dice para que no se confunda con demagogia, o ese deseo de agradar diciendo algo de lo que no está convencido”. A pesar de ese pensamiento, optó por “correr el riesgo”.
“Le comentaba a Ignacio Alonso y a sus compañeros lo que pienso: yo tengo una dimensión como entrenador y la conozco, y el fútbol uruguayo tiene una entidad basada en su pasado y en su presente, y en lo que ha construido en los últimos 15 años. Si hay una desproporción entre la entidad que me contrata y el profesional que yo soy, en los últimos 15 años del fútbol uruguayo hubo una expresión muy superior a lo que yo hice en mis 15 años más recientes”, reconoció.
“Si hay expectativas no las puedo calificar ni neutralizar, pero sí puedo describirlas: desproporcionadas y exageradas”, señaló el rosarino, sin miedo a que se pueda decir que intenta “agradar” o acusarlo de “falsa modestia o disfraz de humildad”. “O se puede buscar datos y decir si tengo o no tengo razón”, agregó.
“Si buscan los datos y analizan los últimos 15 años, que son las etapas más verificables con la realidad y representativos de mi gestión, verán un desequilibrio a favor de Uruguay. Ojalá ese mensaje se evalúe como sincero. No es que yo lo diga: es que ustedes no lo dicen. Yo describo una realidad verificable y ustedes proponen una interpretación que no es real, por más que pueda sonar agradable a mí”, dijo a los periodistas.
No está entre “los grandes”
A continuación, dijo que no se considera uno de los grandes entrenadores del fútbol: “En el mundo del fútbol hay 20 grandes equipos y yo nunca dirigí a ninguno, ni me los ofrecieron”.
“¿Cómo podría ser yo uno de los grandes entrenadores del mundo y no haber dirigido nunca a un gran equipo? No hay ejemplos de eso. Entonces no soy uno de los grandes entrenadores del mundo y esta regla indiscutible lo verifica”, respondió.
Al ser consultado por cómo quisiera que lo recuerden cuando finalice su contrato, también fue claro: “Los seres humanos lo que queremos es ser queridos. No hay ser humano que no luche por despertar afecto. En el fútbol se consigue instalando en la memoria colectiva recuerdos inolvidables, y la única manera de lograrlo es ganando”.