Jayson Granger brindó una extensa entrevista al diario As, medio deportivo de referencia en Madrid, la ciudad en la que volvió a instalarse. Firmó con Estudiantes de Madrid, el club al que llegó con 15 años y se fue a los 21. Según él mismo explicó, tiene una “alegría bárbara” por “volver al lugar donde empezó todo”, pese a que compita en la LEB Oro (segunda categoría del básquetbol español).

Dice estar “feliz de regresar a casa después de tanto tiempo y de haber pasado por tantos equipos, por tantas ligas, por tantos sitio diferentes”, después de unos “últimos años complicados” para él y su familia, tras los cuales “buscaba un poco de estabilidad” y “estar en casa”. “Tenía claro que quería volver a Madrid. Tuve alguna oferta de la ACB, pero quería estar en Madrid”, manifestó, y dijo que “no fue una decisión difícil”.

Consultado por su pasaje por el básquetbol uruguayo, reiteró algunos conceptos que ya expresó respecto al racismo y recordó que su idea fue “jugar unos años en casa” y “estar ahí, tener una estabilidad familiar y personal” en “un buen club” como Peñarol, “pero se dieron una serie de situaciones tanto dentro como fuera de la cancha que rozaron… traspasaron más bien los límites éticos que una persona debe aguantar, y más un jugador”.

“Una liga llena de odio y envidia”

“Me encontré con una liga, con un lugar lleno de odio, de envidia y yo no tenía la necesidad, ni yo ni mi familia, de aguantar situaciones de tipo racial, insultos, amenazas. Así que tomé la decisión de salir. Lo intenté, no salió. Sigamos nuestra carrera en Europa. Y el objetivo claro era volver a Madrid, salió la chance de volver a casa y esto lo considero más mi casa que mi propio país. Son experiencias que a uno desgraciadamente le toca vivir, pero siempre pongo a mi familia por delante que el deporte. Y ella no se sentía segura y yo tampoco, así que tomamos esta decisión de pasar página y seguir con nuestra vida en Madrid”, manifestó.

“Es algo que no esperaba para nada. Era inimaginable para mí el hecho de las situaciones que me encontré: pabellones [canchas] donde me insultaban, que niños de 10, 12 años me llamen cosas que acá o en cualquier otra parte del mundo son pena de cárcel. Eso es algo chocante. En Uruguay y en Sudamérica estamos bastante atrasados en esas cosas. Son cosas que parecen naturales, casi normales. Pero como uruguayo de raza negra no tengo que aguantar esa clase de cosas. Varios colegas americanos han vivido esas mismas experiencias, pero al final y al cabo es un país donde se habla español y ellos no lo entienden”, agregó.

Reiteró que se tuvo que “limpiar escupitajos” y “aguantar pisotones de jefes de seguridad, insultos raciales de niños de 10, 12 años con sus padres al lado descojonándose”. “Llega un momento que cuando te dicen ‘vamos a asesinar a tu mujer y a tus hijos’, uno dice basta.

Mi estado mental y familiar supera a todo eso. Yo lo intenté, no salió bien. Mi experiencia en Uruguay no fue buena y es algo que me decepciona porque es lo que yo consideraba mi país, mi casa. Pero ya está, ya pasó, pasamos página”, señaló.

“Pero ojalá que lo que me pasó a mí pueda ayudar a los chicos que vienen por debajo. Hay gente de color en Uruguay que lo sufre. Mi padre lo sufrió en su día cuando fue jugador en los ochenta. Es verdad que ahora con todas las redes sociales y con toda la tecnología que hay, uno lo sufre más, pero bueno, yo hice mi nota de prensa allá, expliqué mi situación y esperemos que eso pueda ayudar a que Uruguay y toda Sudamérica pueda concienciarse un poco sobre el racismo”, concluyó.